La mano de Adán, por ejemplo, no era la originalmente pintada por Miguel Ángel, sino que correspondía a otro pintor que dibujó el famoso dedo del primer hombre que trata de unirse al de Dios, después de producirse una fractura en la bóveda de la capilla, señaló Colalucci durante una conferencia ofrecida hoy en Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias, España).
Como estaba tapado por suciedad parecía que ese dedo formaba un conjunto pictórico original, pero al limpiarlo, se descubrió que fue una aportación posterior, añadió.
La restauración evidenció también la censura que las pinturas de Miguel Ángel sufrieron en los siglos XVI y XVIII tras el Concilio de Trento, que ocultó con vestidos y sombras algunos desnudos, y que actualmente han quedado tal como eran al principio.
“La visión del Juicio Final que tenía Miguel Ángel era de alguna forma herética y chocaba con la tradición de la época, lo que llevó a los censores a reformar la obra”, señaló su restaurador. Asimismo, mencionó la precisión en la delimitación de los personajes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario