Las imágenes, calificadas de documento histórico por ese rotativo, muestran las ruinas del búnker berlinés, tras décadas del suicidio del Führer -el 30 de abril de 1945- y fueron tomadas por un aprendiz de conductor de autobuses, Robert Conrad.
De acuerdo con su relato, este fotógrafo, que ahora tiene 50 años, se infiltró en las ruinas disfrazado de operario de la construcción y captó así esas imágenes secretas.
Los restos del búnker berlinés quedaron en el sector este de la capital, territorio de la Alemania comunista, cerca de la frontera con el lado occidental.
Conrad entró en el lugar aprovechando unas obras de construcción contiguas y captó las imágenes con una pequeña cámara fotográfica con objetivo de 35 milímetros.
"Era la última y única oportunidad de documentar ese lugar", dijo Conrad al diario "Bild", ya que inmediatamente después iban a empezar las obras de construcción de viviendas y quedarían sepultados esos accesos.
Según explica, volvió al lugar en unas treinta ocasiones, pese al peligro a ser descubierto.
El fotógrafo aficionado afirma, asimismo, estar seguro de haber descubierto también el lugar donde Magda Goebbels, la esposa del ministro de la propaganda, Joseph Goebbels, envenenó a sus seis hijos.
Conrad asegura no ser un "fan" del régimen nazi y haber tomado las fotografías por "fascinación" hacia esos lugares históricos.
El entonces aprendiz de conductor ejerce actualmente como fotógrafo especializado en arquitectura en todo el país.
Lo que quedó del búnker en el que Hitler se suicidó junto a Eva Braun pasó al patrimonio arquitectónico nacional para protegerlo de las excavadoras en 1992, tres años después de la caída del Muro y dos de la reunificación alemana.
En el recinto llegaron a vivir 700 personas, entre altos dirigentes, funcionarios y oficiales de las SS y se encuentra a poca distancia del Reichstag, sede del Parlamento, y la emblemática la Puerta de Brandeburgo.
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