La expedición, la primera realizada a aguas profundas del Atlántico Sur con la ayuda del único submarino tripulado del mundo capaz de bajar a hasta 6.500 metros de profundidad, recogió muestras de granito, una roca continental, en la montaña submarina conocida como Elevado del Río Grande.
“El Elevado del Río Grande siempre fue considerado como una montaña submarina de origen volcánico semejante a las que hay frente a la costa de África, pero vimos ahora que sus rocas no son volcánicas sino continentales”, afirmó el presidente de la Compañía de Investigación de Recursos Minerales (CPRM) de Brasil, Roberto Ventura, en una rueda de prensa en Río de Janeiro.
“Es como si un continente se hubiese hundido en la época en que Sudamérica se separó de África. No sé lo que eso implica jurídicamente, pero desde el punto de vista científico y técnico, encontrar un continente perdido es una gran novedad”, agregó.
Según los geólogos, como consecuencia de movimientos tectónicos, una masa terrestre pudo haberse hundido en el océano durante la separación de la llamada Pangea, como era conocida la gigantesca masa continental que existió al final de la era Paleozoica y cuya división formó los continentes hoy conocidos.
La expedición oceánica fue fruto de una asociación entre Japón y Brasil y contó con la participación de un geólogo de la estatal responsables por estudios minerales en Brasil, que pudo realizar un viaje de ocho horas en el submarino, hasta una profundidad de 4.200 metros, en el que vio las rocas continentales y recogió muestras.
Los siete viajes hasta ahora realizados en el Atlántico Sur a bordo del minisubmarino japonés Shinkai 6500, con capacidad para tres tripulantes (dos pilotos y un científico) y equipado con brazos mecánicos y cámaras de alta resolución, permitieron observar por primera vez las cuestas de la Elevación del Río Grande. Se trata del más importante complejo de montañas submarinas en el Atlántico Sur, con alturas que llegan a 3.200 metros desde el lecho del océano, su cima ubicada a unos 700 metros de profundidad y que, jurídicamente en aguas internacionales, separa el margen continental brasileño de los grandes fondos oceánicos.
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