Según Ibarra y Querejazu, hacia el 30.000 a.C. llegaron los primeros pobladores a la zona andina, pero es más probable que lo hicieran hacia el 15.000 a.C.
La evidencia más antigua de presencia humana en el altiplano es de Junín, Perú, donde se asientan grupos de cazadores especializados entre el 12.000 y el 10.000 a.C.
Según Matos, hacia el 8.000 a.C. los asentamientos alcanzan gran intensidad y domestican camélidos por primera vez. Según Schobinger, además de Cipolla y Klink, es probable que los primeros asentamientos del Titicaca hayan comenzado en la misma época que en Junín y con poblaciones culturalmente entroncadas.
En esa época, el inmenso lago Tauca, con 52.000 km2 de superficie, cubre casi todo el altiplano. Sin embargo, este cuerpo de agua comienza a secarse al reducirse los glaciares cordilleranos que lo alimentan a causa de la última glaciación, que justamente termina en 8.000 a.C. Estos primeros hombres andinos, cazadores y recolectores, conforman la cultura viscachani. Este entorno satisface sus necesidades y, conforme el territorio va secándose, los humanos se adecúan a las nuevas condiciones ambientales.
Guamán Poma de Ayala dice lo siguiente:
“['] estos dichos indios se llamaron Uari Uiracocha Runa, porque descendieron de ['] españoles. ['] Multiplicaron muy presto por ser la primera generación de indios. Y no murieron y no se mataban [entre sí]. Dicen que parían de dos en dos, macho y hembra. De aquí multiplicaron las demás generaciones de indios, a los cuales llamaron Pacarimoc Runa y esta gente no sabía hacer nada”.
Los primeros hombres
De la memoria referida por Guamán Poma se puede concluir lo siguiente:
Poma indica expresamente que los uari uiracocha runa son los primeros humanos en llegar a la región andina.
Acerca de su nombre, “wari” significa vicuña; “Viracocha” es el nombre del dios creador andino, que se traduce como “Espuma de mar”; “runa” significa hombre. Entonces, este nombre significa: “hombres vicuña del dios creador”. Desde esta perspectiva, se infiere que eran nómadas, como las vicuñas, y que tenían una religión que adoraba a un dios creador.
Al referirse a “españoles”, Guamán Poma hace notar que los primeros pobladores no son del continente americano, sino venidos de otro lado, como los españoles que él conoció.
Al indicar que “no murieron”, hace referencia a que sobrevivieron y se adaptaron al medio.
Al precisar que “no se mataban”, aclara que no guerreaban entre ellos.
La referencia al nacimiento de gemelos probablemente alude de forma mítica a una alta natalidad entre estos primeros pobladores.
Los descendientes de este pueblo original se diferencian culturalmente de sus ancestros, formándose los pacarimoc runa, que no están a la altura de los logros de sus predecesores. Tal vez la abundancia de recursos disminuye su nivel de perfeccionamiento de habilidades.
La fauna prehistórica
Los recuerdos transmitidos por Guamán Poma también hacen referencia a la fauna prehistórica:
“Que en esta tierra primero vivían: serpientes –amaro- salvajes; sacharuna uchuc ucllo, tigres; otorongo [jaguar]; duendes, hapiñuño; poma, león; atoc, zorra; osos, acumari; luychoy, venados. Estos dichos primeros indios Uari Uiracocha los mataron y conquistaron la tierra y señorearon ellos”.
Hay felinos llamados “sacharuna uchuc ucllo”, distintos a los jaguares y pumas. Tal vez se trate de tigres dientes de sable.
Los “duendes” o “hapiñuño” son otra especie más de animales. Tal vez se trate de megaterios (Megatherium americanum) o milodontes (Mylodon darwinii listai), grandes herbívoros que probablemente son fácil presa de los hombres.
Restos óseos
Con respecto al contacto de los primeros hombres con estos animales, hoy extintos, hay otras referencias. El cronista fray Antonio de la Calancha narra que en territorio de los indios charcas:
“Hubo una cueva muy grande y en ella muchos difuntos gentiles. Y entre ellos, tres cuerpos de gigantes, de disformes cabezas, vestidos de cumbi. Éstos son los progenitores de todos los deste pueblo. [']”.
“Hablando de los progenitores de estos indios, dice en algunas partes fueron gigantes. Y se hallan güesos [huesos] de disforme e increíble grandeza, que quien no los ve ni los toca con la mano no lo creerá porque se muestra por la proporción de los güesos haber sido seis tanto mayores que los hombres de agora”.
Al respecto, se puede precisar lo que sigue:
Los huesos de gigantes aquí mencionados son restos óseos de megaterios, los cuales se parecen a los humanos, pero son mucho más grandes. La memoria de estos animales está asociada a la de los antepasados de los indios.
Probablemente la cueva fue vivienda de los primeros hombres, que cazaron los megaterios y dejaron sus esqueletos en el espacio ritual de la cueva.
Más adelante, tal vez en la época tiwanacota, los restos óseos fueron vestidos con cumbi (tejidos muy finos de lana de vicuña), probablemente como mecanismo de control político religioso sobre los charcas, pues los huesos de los megaterios estaban identificados con sus ancestros.
Un mito
Hay otra referencia a animales extintos en un mito de la isla de Jisk’ata, Puno, recogido por Ochoa que dice:
“En aquel tiempo, todo lo que ocupa el lago [menor] era un paraíso llamado Wiñay Marka. ['] Entonces el Apu hizo salir de las cuevas muchos pumas que devoraron a la gente. El padre Sol lloró; las lágrimas del sol formaron una inmensa laguna que ahogó a los pumas. Los que se salvaron dijeron: qaqa titinakawa (son pumas grises). Así nació el lago y su nombre.
De esta información se puede inferir lo siguiente:
Se menciona pumas grises. Tal vez son los “sacharuna uchuc ucllo”, distintos a los jaguares y pumas, citados por Guamán Poma.
El color mencionado de los felinos es otro dato. En realidad, Titicaca es el nombre de un dios andino cuyo santuario principal se hallaba en la Isla del Sol. ¿Los tigres extintos tendían color grisáceo o es sólo un intento aymara de explicar el nombre del lago? Por ahora, no lo sabemos.
Al parecer, no hay competencia seria entre los grandes felinos y los hombres hasta que el lago Tauca desaparece hacia el 5.700 a.C. y en la región del Titicaca sólo quedan tres pequeños lagos salobres (mucho menores que el actual lago); en ese momento, felinos y humanos compiten seriamente por su alimento, pero desaparecen los tigres hacia el final de la sequía.
El altiplano permanece como un desierto hasta 5.250 a.C. Si para entonces la cultura viscachani no hubiera extinguido aun a los animales prehistóricos citados, las nuevas condiciones climáticas lo hicieron en definitiva.
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