Sotelo presentó ayer un avance de su trabajo, que inició en 2010 y en el que cuenta con el apoyo de National Geographic Society y del Ministerio de Cultura de Perú, aunque sin resultados positivos.
Ortiz acudió a archivos peruanos y españoles para identificar la posible ubicación del hundimiento de las naves y estableció un área de búsqueda que recibió cuatro campañas de exploración con un magnetómetro, que mide campos magnéticos, y un detector de metales.
Según informó el historiador, se hallaron 11 anomalías magnéticas que pueden indicar la presencia de los restos de una o ambas naves, y aunque se hizo una inspección visual del fondo, no se hallaron evidencias superficiales de estos restos.
Para Ortiz, la arqueología subacuática aún no alcanzó gran desarrollo en Perú.
"Los trabajos que hasta ahora se han hecho han tenido un carácter de rescate de piezas o de búsqueda de tesoros, lo que, en realidad, constituye una suerte de huaqueo submarino que destruye muchas veces evidencias que podrían aportar un mejor conocimiento de nuestro pasado marítimo", manifestó. EFE
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