Desde hace nueve años, entre los cultivos agrícolas de los comunarios de Hampaturi, era común hallar rastros de caminos de piedra o pequeños muros que formaban parte de las terrazas de cultivo de culturas prehispánicas. Una delegación municipal verificó la existencia de estos vestigios culturales, que no fueron reportados antes a las autoridades.
Una labor de revalorización. La inspección fue realizada hace una semana por miembros de la Delegación de Interculturalidad del municipio paceño y el arqueólogo Carlos Lémuz, representante de la Sociedad de Arqueología de La Paz.
Los vestigios de los asentamientos tiwanacotas datan de hace 800 a 1.600 años.
El sitio donde fueron hallados estos rastros se encuentra cerca de la comunidad de Lorokhota, en la jurisdicción de la Subalcaldía rural de Hampaturi, perteneciente al municipio paceño.
Tras la verificación de la existencia de las ruinas arqueológicas, la Delegación trabaja en la revalorización patrimonial para protegerlas y, en el futuro, explotarlas como un atractivo turístico.
A simple vista se puede notar las alteraciones que sufrió el paisaje natural por la edificación de las terrazas de cultivos, también llamadas takanas. En el lugar existen caminos de piedra y rutas troperas para camélidos, una vasta red de sendas empedradas que conectaban entre sí a las diferentes cuencas.
Preliminarmente, se cree que las sendas conectan las cuencas de Achachicala, Chuquiaguillo, Chicani, Achumani, Achocalla, Chasquipampa, Mecapaca, Yungas, el altiplano y el lago Titicaca.
Tierras aptas. Esta civilización, según Lémuz, se estableció en pequeñas poblaciones en mesetas y trabajó ampliando la frontera agrícola para el cultivo rotativo de tubérculos andinos.
“Los tiwanacotas tuvieron que salvar muchos problemas de altitud, pendientes, erosiones hídricas y eólicas con la implementación de terrazas de cultivos en las laderas que aún se pueden ver en algunos lugares de la ciudad paceña”, señaló Lémuz.
Entre los factores que se presume impulsaron a los antiguos habitantes del lugar a elegir estos predios para su cultivo están el acceso a tierras de calidad y la cercanía a fuentes de agua como lagos o ríos.
También eran importantes el clima y el hallazgo de tierras aptas para el pastoreo, con zonas mineralógicas, con gravas y arcilla.
Las terrazas agrícolas o takanas son un sistema de cultivo que se originó en la época prehispánica y que se instaló en las laderas de las montañas con un singular manejo del recurso hídrico.
30 comunidades forman parte del macrodistrito rural Hampaturi, en el municipio paceño.
El agua atraía a los sapos, que dieron el nombre a hampaturi. El nombre Hampaturi deriva del vocablo aymara jamp'atu que significa sapo, ya que hay registros de que en el sector había una gran variedad de estos anfibios.
A los habitantes más pequeños de las orillas del río se los llamaba k'aira, así como tuqus a los más grandes y llust'as a los de piel viscosa, casi resbalosa, entre otras variedades.
El lugar era particularmente atractivo para este tipo de anfibios debido a la gran cantidad de agua y humedad, que provenía de los ríos y cuencas de la región.
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