El diario ateniense Kathimerini investigó el fenómeno, más que evidente en la región de Macedonia. La situación no se debe sólo a la necesidad de dinero de la gente, sino también al hecho de que el Estado no tiene fondos suficientes para proteger su patrimonio. “Siempre hubo excavaciones ilegales en torno a las montañas de esta zona”, comentó al diario la arqueóloga Sofía Doukata, de Kavala. “Pero recientemente esta práctica se transformó en un auténtico deporte”, agregó.
La meta preferida, que atrae a un número cada vez mayor de aspirantes a saqueadores, parece ser el monte Paggaio, que se levanta cerca de la ciudad de Kavala.
Los caza-tesoros, como se ve a partir de las evidentes señales de excavaciones, hacen búsquedas en las cercanías inmediatas de los sitios arqueológicos con la esperanza de hallar algo y poder revenderlo.
Pero al hacer esto, como no son arqueólogos profesionales, a menudo destruyen justamente los indicios que los llevaron hasta el lugar: así sucedió por ejemplo con numerosos grabados rupestres de la tardía Edad del Bronce al período paleocristiano. Los grabados habían sido descubiertos por los investigadores oficiales en 1960, pero hasta ahora no se había realizado ningún registro sistemático.
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