Sin embargo, algo todavía no precisado hizo desaparecer casi toda señal de vida.
El 90 por ciento de los seres vivos del planeta, es decir nueve de cada 10, fueron aniquilados durante el período Pérmico-Triásico, un suceso conocido como la Gran Extinción o la Gran Mortandad, y que no debe ser confundido con la que marcó el fin de los dinosaurios, hace 65 millones de años.
¿Que pudo ocurrir entonces que explicara aquella catástrofe? Las teorías han sido muchas: una intensa actividad volcánica, cambios ambientales generados por la formación de un súper continente, acidificación de los océanos, o quizás la combinación de algunas de ellas, son las más pronunciadas.
Algunos consideran que algo venido del espacio chocó con la Tierra provocando el desastre ecológico más grande del que se tenga noticias.
Otros niegan la posibilidad de que un solo hecho aislado haya sido el causante de la gran extinción. Muchos creen que la vida ya se encontraba en decadencia cuando tuvo lugar el impacto; el planeta sufría una intensa actividad volcánica y enormes extensiones de tierra estaban cubiertas de lava y la atmósfera saturada de gases de efecto invernadero alteraron el clima.
Por otro lado, la geografía cambiaba, grandes placas tectónicas se movían, las corrientes oceánicas se invertían, parte del litoral quedó bajos las aguas.
La realidad es que no hay respuestas concretas, lo que sí se sabe ahora es que la recuperación de la fauna y flora terrestre fue mucho más lenta de lo que se pensaba.
Una investigación, desarrollada por expertos de la Universidad de Geociencias de China, y de la Universidad de Bristol (Gran Bretaña), señala que el planeta demoró 10 millones de años para superar el suceso.
Es difícil imaginar cómo se puede acabar con tanta vida, pero no cabe duda de lo que nos dicen las secciones de roca estudiadas en China y en muchos otros lugares del mundo. Aquella fue la mayor crisis a la que nunca se ha enfrentado la vida en la Tierra, aseguró Zhong-Qiang Chen, uno de los investigadores.
Por su parte, el profesor británico Michael Benton, coautor del ensayo, publicado en la revista Nature Geoscience, indicó que la vida parecía volver a la normalidad cuando otra crisis la golpeaba y la obligaba de nuevo a empezar desde el principio.
La crisis del carbono se repitió varias veces, y las condiciones no volvieron a ser normales hasta muchos siglos después, aseveró.
"Nosotros vemos una extinción masiva como algo completamente negativo, pero incluso en este caso tan devastador, la vida logró recuperarse después de muchos millones de años, con el surgimiento de nuevas criaturas".
"El evento de extinción puso a cero el contador de la evolución. Las causas de la catástrofe, calentamiento global, lluvia ácida, acidificación oceánica..., nos suenan extrañamente familiares en la actualidad. Quizá deberíamos aprender algo de estos antiguos episodios", resaltó el científico.
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