En la mitología griega, el caballo de Troya, hecho de madera, fue un instrumento eficaz para la conquista de Troya. Jenofonte, militar, historiador y filósofo nacido en Atenas en el año 440 a.C, escribió documentos sobre el caballo y el arte de la caballería.
Justamente la caballería era la parte más sustancial del Ejército persa y turco. Los caballos protegían al rey o a personas destacadas en el gobierno. Los cuatro jinetes del Apocalipsis, con sus cuatro caballos de diferentes colores, hacen terroríficas predicciones que ocurrirán a finales de los tiempos. Odín, mítico personaje nórdico, volaba por el cielo con su caballo de ocho patas. Es decir, el caballo, a diferencia de otros animales, jugó un rol trascendental en diferentes épocas del desarrollo humano. Se le atribuye algunas cualidades de gran valor para luchar en la vida: fuerza, coraje y sabiduría.
En Suecia, más exactamente en la zona de Dalarna, existe un caballo, al igual que el troyano de madera, que desde la antigüedad ha formado parte de la historia nórdica. Dalarna es una provincia situada en el corazón del territorio sueco. Con sus hermosos paisajes, bosques, lagos y cabañas se convierte sencillamente en una fuente de inspiración para elaborar cuentos. Gustav Vasa (1496-1560), uno de los reyes más importantes, estuvo en esta región combatiendo contra la invasión danesa. Durante dos años hicieron fuerte resistencia al invasor, derrotando al Ejército danés.
Cuatro aldeas se dedicaban a la fabricación del caballo Dala: Bergkarlas, Nusnäs, Risa y Vattnäs. Utilizaban residuos de madera como materia prima; preferentemente la madera de pino. Desde el bosque la trasladaban en carrozas o en trineos. Y cuando la demanda era considerable, se fabricaban caballos en cantidad. Simples herramientas y unas hábiles manos daban forma al animal. Los habitantes de Mora, que pertenece a Dalarna, eran famosos en el arte de la carpintería. Sus distinguidos relojes empotrados en madera decorada en forma de una gota larga o de una guitarra, formaban parte del mundo artístico de aquellos tiempos. Uno de los pintores más destacados de ese sector, y en toda Suecia, fue Stikä Erik Hansson (1823-1897). Nació en el pueblo de Risa a las afueras de Mora y emigró a Estados Unidos.
En tiempos de antaño, algunos padres de familia y campesinos tallaban este famoso animal en sus momentos libres. Lo pintaban de diferentes colores. Era el juguete preferido de la época, muy apreciado por los hijos de los obreros, pero también por los niños de las clases sociales con mejor poder adquisitivo. Incluso sirvió como objeto de trueque. Se cambiaba comida, aceite y heno por caballos de madera. Sin embargo, este equino estaba asimismo asociado con la brujería. Un sacerdote de Mora decía: "Un ser extraterrestre reparte objetos satánicos a los niños en forma de caballo".
En la actualidad, casi toda la fabricación se concentra en Nusnäs. Tres fábricas alumbran la aldea, y los turistas del interior como del exterior compran amuletos y diferentes tipos de adornos. Sin dudas, el caballo Dala (Dalahäst) es uno de los "souvenirs" más apreciados. En el interior de esas fábricas, uno puede observar la elaboración del caballo Dala desde el principio. Se fabrica en serie y en diferentes tamaños. Cuando son pequeños se utiliza una sola pieza de madera. En cambio para los caballos más grandes se pegan placas de madera y así se obtiene el tamaño deseado. La madera debe estar seca o tener un 10 por ciento de humedad. Para tal objetivo existe un cuarto con calefacción adecuada. Ahí reposa la madera durante tres semanas. Una máquina dibuja el contorno de los caballos y con cierras eléctricas van dando forma al cuadrúpedo. Generalmente son hombres los que se dedican a esta tarea. Cuando el caballo ve luz, se le da un baño de pintura, ya sea de color rojo, blanco o azul. Las mujeres pintan asombrosamente los caballos. Tienen unas manos maravillosas y en 10 minutos está listo el producto para la venta.
Hay gente que colecciona este tipo de caballos de diferentes épocas, formas y colores. Un detalle curioso es que antiguamente el que tallaba el caballo, no escribía su nombre ni su firma, y a veces es difícil saber cuál es su procedencia.
El caballo multicolor sueco fue conocido internacionalmente, cuando se lo presentó de forma gigantesca en la exposición mundial, en Nueva York en 1939. Se convirtió entonces en un símbolo de Suecia. Posteriormente 20.000 caballos fueron enviados a Estados Unidos. Hoy día en el país del Norte existe una pequeña localidad, en Minnesota, llamada Mora. A la entrada de la ciudad hay un inmenso caballo Dala hecho de fibra de vidrio. Muchos suecos o descendientes de suecos que viven en el extranjero, cuelgan en su jardín o en una pared un caballo Dala, en el cual escriben el apellido de la familia que vive en la casa.
En Suecia todas las tiendas de "souvenirs" venden caballos Dala; de todas formas, tamaños y colores. Este caballito, que una vez fue juguete de niños, se ha convertido en una marca registrada. Se luce en vitrinas, en tiendas donde se venden objetos de segunda mano y en los hogares suecos como adorno navideño.
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