Las armas de Jesse James, las balas de Pancho Villa o el auto de Bonnie and Clyde, entre otros objetos, se pueden ver en el Museo Nacional del Crimen y del Castigo que recrea una historia muy diferente de la que cuentan los libros de texto.
Al más puro estilo americano, el visitante se sumerge en el mundo del crimen nada más pasar la puerta, con ruidos de sirenas, disparos y una voz en off que recomienda pensárselo dos veces antes de cometer un delito.
Una vez advertido, el espectador desciende a las catacumbas de la historia para ver cómo en el siglo XVII los presos eran castigados con grilletes y ajusticiados en la guillotina o para conocer más sobre los juicios de las brujas de Salem.
Los disparos del lejano oeste preceden las historias de los forajidos más famosos como Jesse James y sus hermanos que formaron la banda de asaltantes James-Younger, o los mismísimos hermanos Dalton.
Placas de sheriff, municiones, un típico salón donde solían comenzar las peleas y hasta un árbol para ahorcar bandoleros completan esta sala que precede a los años de la corrupción, el estraperlo y la ley seca, época del nacimiento de los gángsters.
Rostros conocidos
Entre los rostros más conocidos para la Policía y la prensa de la época están Frank Costello, Carlo Gambino, John Gotti, Lucky Luciano, y el más popular de todos ellos, Al Capone, que cuenta con una réplica de la celda en la que estuvo preso en la famosa cárcel de Alcatraz.
El museo no sólo recrea las escenas, sino que reproduce los sonidos, de tal forma que ambienta al visitante en este particular paseo por el tiempo, en el que, además de espectador, es parte activa del mismo.
Así, puede aprender cómo abrir una caja fuerte, cómo tomar huellas digitales en la escena de un crimen o incluso hacer un análisis forense en un laboratorio CSI. También puede conocer de primera mano las habilidades necesarias para luchar contra el crimen con componentes interactivos como un simulador de tiro del FBI o de una persecución policial.
En el lado de los “buenos” el museo también cuenta la historia del fundador de la conocida Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Edgar Hoover, y de otros policías insignes como el “intocable” Elliot Ness.
Además, a modo de “ejemplo”, recuerda que todavía la pena de muerte está vigente en algunos estados del país e incluye una silla eléctrica verdadera.
Museo especial
Piezas Entre sus piezas más valiosas están el coche del famoso ladrón John Dillinger (1903-1934); los guantes de boxeo de Cinderella Man, donados por el deportista al FBI, y objetos personales de Pancho Villa y Jesse James.
Institución El museo es una institución privada fundada por John Morgan, un hombre de negocios de Orlando que, “tras visitar la cárcel de Alcatraz, quedó impresionado y decidió que la gente debía saber qué sucede con los criminales después de cometer su delito: la cárcel o el cadalso”.
Más buscados John Morgan contó con el asesoramiento del FBI y del programa Los más buscados de América para contar con precisión histórica sobre la actividad criminal. El presentador del programa, John Wals, vivió una tragedia cuando su hijo fue secuestrado y asesinado a los seis años.
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