miércoles, 4 de julio de 2012

Experto dice que creencias se imponen sobre la ciencia

El avance de "la mitología religiosa" sobre la ciencia supone un peligro que en el futuro podría traducirse en recortes al apoyo económico a la investigación, alerta el paleontólogo argentino Sebastián Apesteguía en una entrevista con Efe.

"Buscan equiparar la visión religiosa con la científica, como iguales, pero no lo son, porque una es fe y la otra es evidencia", explica este experto, que ha participado en la décima edición de la Reunión de la Asociación Europea de Paleontólogos de Vertebrados realizada en Teruel, en el noreste de España.

Apesteguía señala que esta situación se viene dando en la última década "quizás por la inestabilidad del mundo, que hace que la gente se vuelque de nuevo en las explicaciones mágicas", sobre todo en países como Estados Unidos, Brasil o algunas naciones árabes.

El problema, añade, es "que tratan de evitar la investigación y que se difunda el conocimiento".

En este sentido, Apesteguía observa con preocupación que puedan llegar recortes para la investigación o que crezcan los casos, que ya se dan en Estados Unidos, de museos sin hombres de ciencia, "porque nadie quiere pagar a un científico para que venga y diga cosas que no le gustan".

El paleontólogo argentino defiende que "el científico se basa en hipótesis que pueden fallar. Y está bien que fallen y sean reemplazadas por otras porque es así como avanzamos", a diferencia, dice, de lo que ocurre con la religión que "te dice esto es así y no lo puedes cuestionar" y a veces "no te dejan investigar para no dar con otra verdad".

Añade que en este contexto "la nueva evidencia se ve como una falta de respeto".

Apesteguía trabaja en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara de Argentina y ha visitado España para participar en el Congreso organizado por la Fundación conjunto paleontológico Dinópolis de Teruel.

Este experto dedica parte de su tiempo a la divulgación científica dirigida a los más pequeños a través de un programa de televisión en Argentina y ve con esperanza que cada vez haya más niños que desde muy corta edad quieran elegir esta profesión que, en su opinión, "es muy vocacional".





martes, 3 de julio de 2012

Dinosaurios bebés tenían plumón y no escamas

Los bebés de los dinosaurios no tenían la piel llena de escamas, sino que, al igual que muchas aves, se encontraban cubiertos de un suave plumón, informó ayer el paleontólogo alemán Oliver Rauhut, conservador de la Colección Estatal de Baviera.

“Debemos despedirnos de la imagen tradicional de los reptiles gigantes. Eran mucho más mullidos”, dijo Rauhut, quien explicó que los reptiles no contaban con plumas para volar, sino para protegerse de las inclemencias y el frío.

Asimismo, subrayó que este descubrimiento confirma las teorías de que los reptiles gigantes no tenían sangre fría, sino que, de alguna manera, la tenían caliente como las aves o los mamíferos de la actualidad.

La investigación

Los científicos alemanes basan sus conclusiones en el análisis de los restos de un bebé de dinosaurio de 150 millones de antigüedad encontrados en una cantera de la localidad de Kelheim, en el sureño estado germano de Baviera.

Se trata de un especimen carnívoro de unos 70 centímetros de tamaño, emparentado con el temido Tiranosaurus Rex, del que se conserva el 98 % de su cuerpo y en el que, bajo luz ultravioleta, se reconocen los restos de piel y plumas.

“Ahora sabemos con seguridad que los animales jóvenes tenían plumas”, subrayó Rauhut, y por ello no se puede descartar que también los adultos como el Tiranosaurus Rex fuesen como “de peluche”.

Las plumas “son probable y sencillamente un protector térmico”, añadió el paleontólogo, para el que un plumaje sólo tenía sentido si los dinosaurios “tenían la oportunidad de regular de alguna manera con él su temperatura corporal”.

El ejemplar hallado es de la especie Sciurumimus albersdoeferi que, según se calcula, una vez adulto alcanzaba una longitud “de seis metros o más”, explicó el paleontólogo alemán, quien calcula que pudo llegar a pesar hasta una tonelada, o tal vez aun más.

lunes, 2 de julio de 2012

Hallan huellas fósiles de aves que pisaron la Antártida



Un grupo de investigación chileno halló 60 huellas fósiles correspondientes a aves que hace más de 48 millones de años habitaron en la Antártida, cuando ese territorio estaba todavía unido al continente, informó el Instituto Antártico Chileno (INACH).

La indagación, publicada este mes en la revista Antarctic Science, entrega relevantes antecedentes que, según los científicos, permiten reconstruir el entorno antártico antes de que se separara hace 23 millones de años de la plataforma continental, donde actualmente se encuentra la Patagonia.

Diversidad. Se trata de huellas de aves similares a zorzales, caranchos (halcones) y patos que se encontraron en la isla Rey Jorge, la mayor de las islas Shetland del Sur en la Antártida, confirmó INACH.

El descubrimiento, realizado por el científico chileno Héctor Mansilla, revela información sobre las características de una zona que hace millones de años se asemejaba a los pantanos costeros de Magallanes, en la Patagonia chilena.

De hecho, el estudio estima que el lugar donde se encontraron los fósiles podría corresponder a la orilla de un lago que se situaba dentro de un valle montañoso con sucesivas ondulaciones.

La Antártida se separó del continente americano hace unos 23 millones de años tras la formación del mar Drake. Es probable que hace apenas 3 millones de años se encontraran árboles en el mismo suelo antártico, pero en aquellas zonas libres de hielos eternos.

Un museo recorre la “historia negra” del crimen en EEUU

Las mentes más criminales de Estados Unidos, como Bonnie and Clyde o Al Capone, se han convertido en objeto de culto en un museo de Washington, donde se relata la historia negra del país y los esfuerzos por combatirla.

Las armas de Jesse James, las balas de Pancho Villa o el auto de Bonnie and Clyde, entre otros objetos, se pueden ver en el Museo Nacional del Crimen y del Castigo que recrea una historia muy diferente de la que cuentan los libros de texto.

Al más puro estilo americano, el visitante se sumerge en el mundo del crimen nada más pasar la puerta, con ruidos de sirenas, disparos y una voz en off que recomienda pensárselo dos veces antes de cometer un delito.

Una vez advertido, el espectador desciende a las catacumbas de la historia para ver cómo en el siglo XVII los presos eran castigados con grilletes y ajusticiados en la guillotina o para conocer más sobre los juicios de las brujas de Salem.

Los disparos del lejano oeste preceden las historias de los forajidos más famosos como Jesse James y sus hermanos que formaron la banda de asaltantes James-Younger, o los mismísimos hermanos Dalton.

Placas de sheriff, municiones, un típico salón donde solían comenzar las peleas y hasta un árbol para ahorcar bandoleros completan esta sala que precede a los años de la corrupción, el estraperlo y la ley seca, época del nacimiento de los gángsters.

Rostros conocidos

Entre los rostros más conocidos para la Policía y la prensa de la época están Frank Costello, Carlo Gambino, John Gotti, Lucky Luciano, y el más popular de todos ellos, Al Capone, que cuenta con una réplica de la celda en la que estuvo preso en la famosa cárcel de Alcatraz.

El museo no sólo recrea las escenas, sino que reproduce los sonidos, de tal forma que ambienta al visitante en este particular paseo por el tiempo, en el que, además de espectador, es parte activa del mismo.

Así, puede aprender cómo abrir una caja fuerte, cómo tomar huellas digitales en la escena de un crimen o incluso hacer un análisis forense en un laboratorio CSI. También puede conocer de primera mano las habilidades necesarias para luchar contra el crimen con componentes interactivos como un simulador de tiro del FBI o de una persecución policial.

En el lado de los “buenos” el museo también cuenta la historia del fundador de la conocida Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Edgar Hoover, y de otros policías insignes como el “intocable” Elliot Ness.

Además, a modo de “ejemplo”, recuerda que todavía la pena de muerte está vigente en algunos estados del país e incluye una silla eléctrica verdadera.

Museo especial
Piezas Entre sus piezas más valiosas están el coche del famoso ladrón John Dillinger (1903-1934); los guantes de boxeo de Cinderella Man, donados por el deportista al FBI, y objetos personales de Pancho Villa y Jesse James.


Institución El museo es una institución privada fundada por John Morgan, un hombre de negocios de Orlando que, “tras visitar la cárcel de Alcatraz, quedó impresionado y decidió que la gente debía saber qué sucede con los criminales después de cometer su delito: la cárcel o el cadalso”.


Más buscados John Morgan contó con el asesoramiento del FBI y del programa Los más buscados de América para contar con precisión histórica sobre la actividad criminal. El presentador del programa, John Wals, vivió una tragedia cuando su hijo fue secuestrado y asesinado a los seis años.

Hallan en Perú un reloj prehispánico de Wari

Arqueólogos peruanos descubrieron un reloj solar, una galería subterránea y una sala de audiencia en el complejo arqueológico de la cultura Wari (600 a 1.100 años d.C.), ubicada en la región andina de Ayacucho (sudeste), informó ayer el diario El Comercio.

“En el centro del complejo se encontró un pedestal circular con una piedra tubular mediante el cual se controlaba el paso del tiempo, que sería uno de los antecedentes del llamado Intihuatana o reloj solar de los incas”, dijo el arqueólogo José Ochatoma, que encabeza los trabajos, citado por El Comercio.

En las paredes del recinto se descubrieron 18 hornacinas pintadas de blanco. “La teoría es que en esos lugares se colocaban las momias de sus antepasados, a quienes le consultaban decisiones importantes, eran como el oráculo”, dijo Ochatoma.

El arqueólogo indicó que los hallazgos se realizaron hace unos meses, pero que recién se dan a conocer. Explicó que el recinto tiene la forma de la letra D y se encuentra rodeado de plataformas en la que se han descubierto arcos y lanzas. El complejo arqueológico de Wari fue descubierto en 1931 y en 1942 se realizaron las primeras excavaciones que quedaron truncas por falta de presupuesto.

En la actualidad la zona es intensamente investigada por investigadores de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga en busca de una mayor información de la cultura Wari.

domingo, 1 de julio de 2012

La Ruta Quetzal asciende hasta Pueblito y descubre la antigua cultura Tayrona

Afrontando las altas temperaturas del caribe colombiano la expedición de la Ruta Quetzal BBVA se adentró este fin de semana en el Parque Nacional de Tayrona y ascendió hasta Pueblito, centro arqueológico que fue habitado desde el año 400 al 1.600 por los indígenas Kogui.

Fueron siete horas de larga e intensa marcha, bajo un sol abrasador, que provocó que algunos de los jóvenes expedicionarios sufrieran deshidrataciones y desmayos, aunque, "el esfuerzo y el trabajo de todo el grupo hizo que la inmensa mayoría alcanzara su objetivo", aseguró a Efe Jesús Luna, jefe de campamento.

El sol a primera hora de la mañana de este sábado auguraba ya que iba a ser una jornada dura, por eso, y tras recorrer el primer tramo del Parque, siguiendo la línea de la costa, los 'ruteros' fueron recibidos por los descendientes de los kogui que todavía conservan las tradiciones de sus antepasados.

En una ceremonia ancestral, conocida como el 'ritual del mamo', el líder espiritual solicitó la sanación de la madre tierra y el fin de los problemas y las preocupaciones, así como la fuerza para los expedicionarios.

Los Kogui -término que designa al jaguar- es un grupo que en la actualidad está representado por unas 8 mil personas que habitan a lo largo de los ríos Don Diego, Palomino, San Miguel y Ancho.

Viven en pequeños poblados formados por casas circulares o "malocas" bajo la autoridad política y ritual del "mamo", un especialista religioso escogido desde su nacimiento y entrenado para cumplir con importantes tareas de comunicación con su mundo místico.

Sus antecesores, los moradores de Pueblito "tenían un trabajo medioambiental y una cosmovisión de la vida muy interesante, porque entendían que eran los hermanos mayores que tenían que guardar el universo y conseguir alcanzar el equilibrio con la naturaleza", explicó Luna.

Llegar hasta los vestigios del antiguo poblado resultó agotador, pero también "precioso y muy gratificante", para Rober, un rutero español procedente de Ibiza.

"La bajada ha sido más dura, porque se notaba el cansancio del ascenso, pero conseguir completar el recorrido te llena de orgullo", aseguró el joven expedicionario antes de unirse a sus compañeros en un baño reparador en las aguas de la playa de "El Cabo".

El Parque Nacional de Tayrona es uno de los 37 parques nacionales existentes en Colombia.

Con una extensión de 15 mil hectáreas, su ecosistema se distribuye entre 0 y 900 metros sobre el nivel del mar y alberga en su interior más de 70 especies de mamíferos, 40 de murciélagos y varios primates como el mono aullador, el mico de noche o el maicero, así como jaguares, panteras, tigres o armadillos.

Sus senderos son recorridos durante el año por cientos de turistas, procedentes de Israel, Argentina, Chile, los países centroamericanos y Estados Unidos, principalmente de Europa, españoles, franceses, italianos y holandeses son los que más lo visitan.

Caminar atravesando su frondosa vegetación hasta llegar a la costa es una de las opciones, pero el Parque Tayrona también puede recorrerse a caballo.

"En temporada alta se llega a realizar cuatro o cinco veces el mismo recorrido, ida y vuelta, de entre una hora y media o dos horas", explicó a Efe José, dueño de Gaviota, una yegüa de color canela que conoce perfectamente cada uno de los rincones del parque, incluso de noche.

Para los más sofisticados, también se puede acceder a las playas en helicóptero, "aunque estos son los menos", aseguró José, para quien su trabajo no resulta demasiado cansado, "porque nosotros estamos acostumbrados a caminar".

Las curiosas esferas de Costa Rica

¿Quiénes las construyeron? ¿Qué significan? Las enigmáticas esferas de piedra descubiertas en 1940 en la zona del Diquís, en el sur de Costa Rica, podrían ser declaradas ahora Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidad para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Las esferas de piedra de Costa Rica son más de 500 petrosferas conocidas localmente como “Las bolas de Costa Rica”.

Como conjunto, se consideran únicas en el mundo por su número, tamaño, perfección, formación de esquemas organizados y abstracción ajena a modelos naturales.

Referentes de una desaparecida cultura precolombina, estas esferas de piedra, que desde hace más de medio siglo desvelan a muchos arqueólogos, encierran un enorme misterio que intriga a científicos, turistas y a los pobladores del pacífico sur costarricense. Algunas de ellas tienen un diámetro de hasta 2,5 metros y un peso superior a las 16 toneladas.

Sus alineamientos y tamaños hacen pensar en simbologías de rangos e identidad, en señales astronómicas, en guías geográficas o en significados religiosos y fúnebres. Incluso hay quienes abogan por presuntas orientaciones para seres extraterrestres.

Vestigios

Cristian Kandler, director del Museo Nacional de Costa Rica y uno de los impulsores de la solicitud de patrimonio de la humanidad, dijo que es “muy importante” dar ese estatus a las famosas esferas.

“Se trata de un vestigio de una cultura precolombina, cuyo origen y su rastro se desconoce”, a pesar de los numerosos estudios realizados por expertos tanto costarricenses como extranjeros, indicó.

Las primeras esferas, algunas de menos de 50 centímetros y un kilogramo de peso, fueron descubiertas en torno a 1940, cuando una compañía transnacional frutera realizó excavaciones en la zona de Palmar Sur como parte de un proyecto de explotación bananera. El área de influencia de las mismas es el valle del Diquís, enmarcado por el río Térraba y el Sierpe, a unos 250 kilómetros al sur de la capital costarricense, en la Península de Osa y en la Isla del Caño.

Un parque

El Museo Nacional, con el apoyo de una empresa cooperativa, entre otras, impulsa la creación del “Parque de las Esferas” en un terreno de diez hectáreas ubicadas en las cercanías de Palmar Sur, donde aún quedan vestigios de esos monumentos de granito semienterrados.

Tras ser descubiertas casi por accidente, se produjo un verdadero saqueo.

Parte de estas milenarias piedras fueron llevadas al extranjero, entre otros a Estados Unidos, y otras pasaron a adornar jardines de residencias privadas y a engrosar las bodegas de coleccionistas de obras precolombinas.

En los últimos años, el Museo Nacional realizó una serie de acciones destinadas a recuperarlas y devolverlas al patrimonio cultural del Estado costarricense.

El centro prepara desde hace tiempo un expediente con la intención de presentarlo en septiembre ante la Unesco, una vez que se completen los requisitos que exige la organización para aceptar candidaturas destinadas a declarar un sitio como patrimonio cultural.

Hace un mes, la presidenta Laura Chinchilla, con el respaldo del reconocido escultor costarricense Jorge Jiménez de Heredia, se reunió en París con la secretaria de la Unesco, Irina Bakova.

Allí le solicitó su respaldo a la aspiración de Costa Rica de que las emblemáticas piezas patrimoniales sean designadas como un tesoro arqueológico internacional (Dpa).