domingo, 1 de julio de 2012

Las curiosas esferas de Costa Rica

¿Quiénes las construyeron? ¿Qué significan? Las enigmáticas esferas de piedra descubiertas en 1940 en la zona del Diquís, en el sur de Costa Rica, podrían ser declaradas ahora Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidad para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Las esferas de piedra de Costa Rica son más de 500 petrosferas conocidas localmente como “Las bolas de Costa Rica”.

Como conjunto, se consideran únicas en el mundo por su número, tamaño, perfección, formación de esquemas organizados y abstracción ajena a modelos naturales.

Referentes de una desaparecida cultura precolombina, estas esferas de piedra, que desde hace más de medio siglo desvelan a muchos arqueólogos, encierran un enorme misterio que intriga a científicos, turistas y a los pobladores del pacífico sur costarricense. Algunas de ellas tienen un diámetro de hasta 2,5 metros y un peso superior a las 16 toneladas.

Sus alineamientos y tamaños hacen pensar en simbologías de rangos e identidad, en señales astronómicas, en guías geográficas o en significados religiosos y fúnebres. Incluso hay quienes abogan por presuntas orientaciones para seres extraterrestres.

Vestigios

Cristian Kandler, director del Museo Nacional de Costa Rica y uno de los impulsores de la solicitud de patrimonio de la humanidad, dijo que es “muy importante” dar ese estatus a las famosas esferas.

“Se trata de un vestigio de una cultura precolombina, cuyo origen y su rastro se desconoce”, a pesar de los numerosos estudios realizados por expertos tanto costarricenses como extranjeros, indicó.

Las primeras esferas, algunas de menos de 50 centímetros y un kilogramo de peso, fueron descubiertas en torno a 1940, cuando una compañía transnacional frutera realizó excavaciones en la zona de Palmar Sur como parte de un proyecto de explotación bananera. El área de influencia de las mismas es el valle del Diquís, enmarcado por el río Térraba y el Sierpe, a unos 250 kilómetros al sur de la capital costarricense, en la Península de Osa y en la Isla del Caño.

Un parque

El Museo Nacional, con el apoyo de una empresa cooperativa, entre otras, impulsa la creación del “Parque de las Esferas” en un terreno de diez hectáreas ubicadas en las cercanías de Palmar Sur, donde aún quedan vestigios de esos monumentos de granito semienterrados.

Tras ser descubiertas casi por accidente, se produjo un verdadero saqueo.

Parte de estas milenarias piedras fueron llevadas al extranjero, entre otros a Estados Unidos, y otras pasaron a adornar jardines de residencias privadas y a engrosar las bodegas de coleccionistas de obras precolombinas.

En los últimos años, el Museo Nacional realizó una serie de acciones destinadas a recuperarlas y devolverlas al patrimonio cultural del Estado costarricense.

El centro prepara desde hace tiempo un expediente con la intención de presentarlo en septiembre ante la Unesco, una vez que se completen los requisitos que exige la organización para aceptar candidaturas destinadas a declarar un sitio como patrimonio cultural.

Hace un mes, la presidenta Laura Chinchilla, con el respaldo del reconocido escultor costarricense Jorge Jiménez de Heredia, se reunió en París con la secretaria de la Unesco, Irina Bakova.

Allí le solicitó su respaldo a la aspiración de Costa Rica de que las emblemáticas piezas patrimoniales sean designadas como un tesoro arqueológico internacional (Dpa).


No hay comentarios:

Publicar un comentario