miércoles, 4 de julio de 2012

William Lofstrom: « Nacer en cuna de oro no garantiza el éxito»



Escribió un ensayo sobre la historia de una familia indígena noble que vivió durante la colonia y otro acerca de una familia española que vivió en la misma época. Tanto los Choquehuanca como los Azurduy y Otálora decayeron. Una de esas familias está ligada a la generala y heroína Juana Azurduy de Padilla. Presentó ambos textos al concurso de la editorial Serrano y ganó.
- ¿Cómo dio con la historia de los Azurduy y Otálora, que llegaron a América desde España?

- Hace muchos años estoy trabajando en escrituras públicas de La Plata (hoy Sucre). El apellido Azurduy es singular. Hay un trabajo de Juan José Leñero, un genealogista de La Paz, con cuadros de genealogías desde el primer Azurduy que llegó en el siglo XVI y se asentó en La Plata. En las escrituras públicas hay muchos Azurduy, que es gente del pueblo llano, del montón.

Son artesanos, descritos en los documentos como mestizos y otros son hijos naturales. ¡Hay generación tras generación de hijos naturales! Pensé, “aquí estamos ante el fenómeno de un notorio descenso en cuanto a la movilidad socioeconómica de este linaje”. La misma Juana Azurduy es descrita como mestiza. Me pregunté cómo es que un linaje tan importante que en el siglo XVI fundó un mayorazgo en el valle del río Cachimayo, se vino abajo. Trato -en el ensayo- de presentar los datos sobre ese fenómeno socioeconómico.

- ¿Y en el caso de los Choquehuanca?
- Encontré en La Plata un inventario de los bienes del canónigo don Gregorio Choquehuanca, un alto funcionario de la catedral. En su documento se autodescribe como de la sangre real de los incas. Tenía bienes de mucho valor y el apellido tiene una connnotacion actual significativa. El padre del canónigo don Gregorio, era el cacique de Azángaro, que colaboró con las fuerzas reales en la supresión de la rebelión de Tupac Amaru. Tenía su propio ejército de leales al rey. Tupac Amaru fue corregidor de Tinta y protestaron contra medidas del Gobierno español que oprimían mucho a los indígenas.

Fueron leales al rey y como consecuencia, en Azángaro, donde tenían ganado y haciendas, sufrieron el asalto y el saqueo de los indígenas de la zona. Obligaron al padre del canónigo a escapar a Arequipa. A raíz de ese incidente los Choquehuanca presentaron peticiones al rey, pidiendo que el Gobierno español les compense por sus daños y premie su lealtad. Uno de los mejores premios fue el nombramiento del canónigo como Caballero de la Real Orden de Carlos III.

- ¿Qué privilegios implicaba eso?
- Más que nada era prestigio. Creo que recibía una pension, una suma anual de dinero aunque nunca encontré ninguna evidencia. En algunos documentos se describe como caballero pensionado de la Real Orden de Carlos III. Los que recibieron esos honores tuvieron que pagar una buena suma también. Era una forma de reunir fondos por parte del Gobierno español, honrando a las personas pero exigiendo que pagasen una cierta suma, como los empleados públicos reales, que compraron el cargo. Ese cargo era hereditario.
En el caso de los Choquehuanca estamos ante otro tipo de movilidad socioeconómica. Eran muy ricos. Los ascendiente de este señor don Gregorio fueron nobles, en el sentido de que “no tenían mancha de judíos ni de moros”, eran viejos cristianos convertidos al catolicismo al principio de la conquista. En algunos de los documentos dan una genealogía de ascendientes de don Gregorio hasta llegar al inca Huáscar. Eran nobles. Uno piensa, bueno, qué más movilidad socioeconómica puede haber, pero en este caso estamos ante un fenómeno que es una movilidad horizontal.

- ¿A qué se refiere con movilidad horizontal?
- Siendo indígenas o quizás con algún mestizaje -no se sabe-, pasaron de la llamada república de los indios, que los españoles trataron de mantener aparte, a la república de los españoles. Sobre todo don Gregorio y su padre, que vivían con gran lujo. En la sede de la gran Audiencia se codeaban con la nobleza del clero. Don Gregorio y su padre servían como una bisagra entre esos dos mundos.

- Entre el mundo español y el indígena...

- Ellos la llamaron la república española y la república de los indios. Es el término que usaron en el siglo XVIII y en el siglo XVII, como si fuera posible mantener a las dos ‘repúblicas’ puras y aisladas. Ese no fue el caso, sobre todo en Bolivia.

- Curioso nombre, ‘república’...
- Era una república en el sentido simbólico. Desde el primer momento de la conquista se produjo mestizaje y eso es evidente en el caso de los Azurduy y su mayorazgo. Un mayorazgo es un conjunto de bienes que se pasa de un hijo primogénito a otro primogénito, sin dejar herencia a los otros hijos. Se usaba para dar lustre al apellido y mantener la nobleza del linaje.
Uno de los Azurduy, tal vez el décimo heredero del mayorazgo, recibió la herencia de su hermano mayor, porque murió. Este señor José Azurduy era clérigo de órdenes menores; no tomó sus votos finales para convertirse en sacerdote o presbítero, pero estaba encaminado. Pero era hombre al mismo tiempo, y sin tener idea de que iba a heredar el mayorazgo, se juntó con una señora mestiza de Yotala, la sede del mayorazgo del Cachimayo.

Esa señora, Francisca, le dio siete hijos, todos naturales. Entonces José hereda el mayorazgo, y una de las condiciones para que pueda pasar en herencia a su hijo mayor, era que tenía que ser hijo legítimo. No era el caso de ninguno. Además se introduce el fenómeno del mestizaje. Su ‘conjunta persona’, dicen los documentos, era una mestiza de Yotala. Incluso le pusieron un apodo muy peyorativo que era ‘Panchita C’achachuño’. En quechua, chuño puede significar papa deshidratada, nariz o referirse al órgano femenino. ‘C’achachuño’ quiere decir que era muy atractiva.

- ... como decir c’achamoza...

- Sí. Este señor, sin haberlo anticipado, se convierte en el dueño del mayorazgo, pero no puede pasarlo a sus hijos. Tenía una hermana mayor que le quitó la herencia. Físicamente le quitó la hacienda de Cachimayo y lo que pertenecía al mayorazgo. Desde ese momento los bienes pasan de madre a hermana y de hermana y a una hija. En esa rama de la familia se pierde el apellido Azurduy, pero los hijos de la ‘Pancha C’achachuño’ enjuician a su tía. Duró medio siglo este juicio en la Real Audiencia y al final resolvieron a favor de los herederos legítimos de la hermana que quitó el mayorazgo.

- Son detalles muy interesantes.

- Tanto detalle es para hacer entender una situación en la cual hay un grupo de hermanos desheredados y sobre todo mujeres desheredadas.
Una mujer de la llamada nobleza tenía que casase con alguien del mismo nivel socioeconómico. No eran matrimonios por amor, sino por interés. Para que la chica atraiga a un novio apropiado, debía tener una buena dote. Si el mayorazgo se pasa sin dividir al hijo primogénito, los otros hijos se quedan en la calle prácticamente. Ante esa circunstancia, sin posibilidades de contraer un matrimonio ventajoso, simplemente procrean.
Es el caso de Juana Azurduy. Su bisabuela era una de las hijas desheredadas de la ‘Pancha C’achachuño’ y de José Azurduy.
En la historiografía, la idea ha sido de que en la sociedad hispanoamericana no había mucha movilidad social. Naciste en un casta y permanecías en esa casta. Indagando en la vida íntima de las personas, nos damos cuenta de que hubo mucha movilidad socioeconómica, ascendente y descendente.

- No siempre tenía que ver el origen, entonces.

- En algunas familias algunos hijos nacen más negritos que otros. Si por una suerte genética alguien nacía con tez más blanca, que ha sido siempre considerada preferente, entonces tenía las oportunidades de ascender socioeconómicamente. También tenemos casos de hijos, sobre todo en Sucre, de las grandes familias tradicionales, de apellidos conocidos, que no estudiaron, no hicieron nada. Pensaron que toda la vida les iba a llover la plata, sobre todo por las haciendas de sus papás. Vino la reforma agraria de 1953 y estos señoritos, que no eran ni bachilleres, ¡estuvieron ante la cruel realidad de tener que ganarse la vida! Fue un descenso en su estatus socioeconómico notable.
Esa movilidad se produce como yo lo llamo, por el fenómeno sociosexual del mestizaje. Hay hijos extramatrimoniales que fueron más exitosos que sus hermanos legítimos. Nacer en una cuna de oro no significa que vas a ser exitoso y rico.

Perfil

Con un ancestro cherokee
Es historiador y exdiplomático. Nació en Estados Unidos. Radica en Sucre desde hace 12 años. Cuando se jubiló, hace 15 años, decidió empezar a utilizar aros. Usa dos en el lóbulo izquierdo y dos en el derecho. Sus cinco hijos (tres son varones) también los usan, y a él -quizá por la herencia de su abuela Cherokee- le pareció natural empezar a hacerlo, pese a las críticas de algunos familiares. Su esposa lo defendió diciendo “son sus orejas”.
Caminos de doble vía: dos ensayos sobre la movilidad socieconómica en el espacio de Charcas, es el título del trabajo con el que ganó este año un premio a la investigación histórica creado por la editorial Serrano.
Asegura que este trabajo ha sido posible a la herencia que dejó Marcela Inch, exdirectora del Archivo y Biblioteca Nacionales. “Ella hizo construir ese catálogo. Consiguió una pequeña plata de Estado Unidos e hizo crecer ese dinero contratando a personas para confeccionar el catálogo, entrenándolos en la escritura antigua, difícil de leer. Con 10.000 dólares hicieron ese catálogo”, afirma. Gracias a ese orden, que permite buscar documentos por fecha, por nombres de personas y por instituciones, se está investigando acerca de la Iglesia católica como un actor económico durante la Colonia.

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