domingo, 24 de junio de 2012

¿Mito o realidad? Descubren cementerio de vampiros

Mientras la leyenda del conde Drácula sembraba el terror en Rumanía, en la vecina Bulgaria podría estar viviéndose una realidad horrible en la Edad Media. Arqueólogos búlgaros han descubierto un hallazgo insólito en la localidad de Sozopol. Nada más y nada menos que un cementerio de vampiros que dataría de hace ocho siglos.

En total, se han descubierto dos esqueletos que contenían estacas clavadas en sus costillas. Ristras de ajo, agua y luz aparte, era la única forma en la que, cuenta la leyenda, se les podía aniquilar.

ORIGEN DE LA LEYENDA

Bulgaria se postula como el país de origen de la leyenda de los vampiros al albergar el esqueleto de un supuesto "bebedor de sangre" hallado hace días en una tumba medieval en la localidad de Sozopol, a orillas del Mar Negro.

El supuesto vampiro, o mejor dicho, un esqueleto de hombre que en vida medía unos 175 centímetros, pero cuya identidad y edad todavía se desconocen, fue enterrado en una casa con un trozo de hierro de un arado clavado en el corazón y se halla a partir de esta semana en el Museo Nacional de Historia en Sofía.

El personaje, que data del siglo XIV, es una muestra de la costumbre pagana consistente en atravesar el corazón de fallecidos con una hoja metálica para que no resucitaran de entre los muertos.

Así lo explicó el director del museo, Bozhidar Dimitrov, al presentar el hallazgo, tras datar el origen de la creencia en los vampiros en la Edad Media o incluso más temprano, en la época precristiana o en los primeros siglos de los conversos cristianos en el reino búlgaro.

"Los vampiros son parte de la mitología búlgara y la creencia en ellos data de la época precristiana, pero el cristianismo los rechazó", explicó Dimitrov, un reconocido historiador búlgaro.

Según el científico, la creencia popular en aquella época consistía en que al morir una persona su alma iba al reino celestial, donde recibía el reposo eterno, aunque esta prerrogativa solo valía para las almas de los justos y sin pecados, y que habían respetado las entonces normas morales.

Por el contrario, las almas de los malvados se quedaban en sus cuerpos y muchas veces salían de la tierra para beber sangre, primero de animales y posteriormente de seres humanos, según la leyenda.

Por ello, para prevenir que el difunto se convertiera en un vampiro, en la noche inmediatamente después del entierro, y siempre antes de medianoche, un grupo de valientes exhumaba el cadáver y le clavaba un hierro o un palo de madera en el pecho.

"Los más ricos usaban hierro y los pobres clavaban madera", aseguró Dimitrov, tras añadir que así se creía que el peso del material presionaría al muerto y no le permitiría levantarse.

El profesor subrayó que el hecho que tales ritos existieran en las tierras de lo que hoy es Rumanía no debe extrañar a nadie, ya que este territorio formaba parte del reino búlgaro hasta el siglo XIV, cuando el país cayó bajo el yugo otomano.

Dimitrov pone en tela de juicio la percepción de que Rumanía sea la cuna del vampirismo, creada gracias a la novela "Drácula", publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker y basada en cuentos populares de la región sobre un gobernante local llamado Vlad Tepes.

PERSONAS IMPORTANTES

Apuntó también que el esqueleto en cuestión ha sido encontrado detrás de una iglesia medieval, un lugar reservado especialmente para enterrar a personas importantes y de alto rango social, como alcaldes, recaudadores de impuestos, consejeros municipal o sacerdotes.

"Pero podría ser también un pirata marítimo que actuaba en esta región en aquella época. Era conocido como Krivich, o el Curvo en búlgaro", supuso Dimitrov.

Y recordó que poco después del primer hallazgo, se encontró una segunda tumba un cadáver también atravesado por un hierro, del que se sospe- cha que, por la constitución de los huesos y la cercanía a la primera tumba (tan solo 50 centímetros), podría ser su esposa.

"Lamentablemente, los huesos de la supuesta esposa están en muy mal estado y no se pueden trasladar. Por eso, nos vimos obligados divorciar a la pareja", bromeó Bozhidar Dimitrov.

Aunque las leyendas sobre el vampirismo en los Balcanes tienen muchos siglos de antigüedad, el mito moderno se debe a la novela "Drácula", publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker y basada en cuentos populares de la región.

Ahora este mito ha vivido una nueva juventud gracias a la popular saga "Crepúsculo", de la novelista Stephenie Meyer, cuya adaptación a la gran pantalla ha sido un gran éxito de taquilla.



Texto: ABC y QUE.ES

Hace dos años, el antropólogo forense italiano Matteo Borrini descubrió en una fosa común de 1576 en Lazzaretto Nuovo (a tres kilómetros de Venecia) el cadáver de una mujer, considerada como “mujer vampiro”.

La hallaron con un ladrillo en la boca para evitar que siguiera “mordiendo y chupando sangre”. Esta práctica también se realizaba porque se apoyaba en la creencia medieval de que los vampiros estaban detrás de la propagación de la peste.

El esqueleto fue desenterrado en una fosa común de la plaga veneciana de 1576 –durante la que murió el pintor Tiziano– y que fue empleado como un sanatorio para enfermos de la plaga.

La sucesión de plagas que asolaron Europa entre los años 1300 y 1700 fomentó la creencia en los vampiros, debido a que la descomposición de los cadáveres no se comprendía bien, explicó Borrini.

Los sepultureros veían a los muertos en todos sus estados de descomposición. Esto incluía hinchazón abdominal combinada con “fluidos de purga” secretado por la nariz y la boca, que “podían fácilmente ser confundidos con sangre succionada por un vampiro”, comentó Borrini.

Además, a los muertos se les cubría sus caras con mortajas, que a menudo se descomponían debido a las bacterias en la zona de la boca. Incluso, por ello, pasaron a conocerse como “comedores de mortajas”.

OTROS CASOS FAMOSOS

En la ciudad antigua de Deultum (este), cerca de Sozopol, se descubrieron en 2004 en una tumba tracia seis esqueletos de los siglos IV o V con los brazos y las piernas enclavados y enterrados profundamente.

Estos esqueletos, rodeados por piedras talladas, otra medida contra la resurrección en vampiro, son los más antiguos que testifican de esta práctica en el territorio búlgaro, según el arqueólogo Petar Balabanov.

El 12 de junio, el arqueólogo Nikolai Ovtcharov anunció el descubrimiento en un monasterio en Valiko Tarnovo (centro) de un esqueleto, que todavía no ha sido fechado, atado al suelo con grapas de hierro, tres en las piernas y una del lado izquierdo del tórax. También estaba cubierto con carbón quemado.

La rápida notoriedad del vampiro potencial de Sozopol inspira a las empresas turísticas. Los restaurantes y bares ofrecen así "costillas de vampiro" con el "cóctel de vampiro".

Las autoridades contemplan un hermanamiento de Sozopol con la ciudad rumana de Sighisoara, en Transilvania, donde nació el conde Drácula en el siglo XV, con la esperanza de un efecto positivo para el turismo.

Los arqueólogos son más prudentes. Dimitar Nedev teme "un interés malsano de las sociedades ocultas". Por ello, el segundo esqueleto atravesado por una pica será enterrado de nuevo como lo fueron en 2004 los seis descubiertos en Deultum.

El conde Drácula

Pocos personajes habrán alcanzado una tan amplísima gama como este vampiro salido de la imaginación del escritor Bram Stocker. Y también será difícil encontrar una concordancia más pobre que entre este muerto viviente y el personaje histórico al que le robó el nombre. Porque Vlad IV apodado por sus súbditos como Drácula con ser un ser despreciable y sanguinario, nada tenía que ver con el longevo conde que cada noche sale a beber su dosis de hemoglobina necesaria para seguir no y viendo por los siglos de los siglo.

En cuanto a las comparaciones, el auténtico Drácula sería mucho más aterrador que el de ficción y, por desgracia, la presencia de un crucifijo frente al rey de Valaquia, se demostró inútil para poder salvar a ninguna de sus numerosas víctimas.

El auténtico Drácula fue un noble rumano oriundo de Valaquia que dejaría el recuerdo insufrible de los cruentos padecimientos a los que sometió a los suyos , a su propio pueblo (toda una población aterrorizada), como a los extranjeros. Pocos dudaban de la enajenación de Vlad IV y el placer que experimentaba sometiendo a tortura a cientos de sus súbditos. Por eso, sus crímenes hicieron que se le conociese como Drácula, que significa el hijo del Diablo (y, también, dragón). El verdadero Drácula, como personaje real, pasaría a la Historia como Vlad IV el Empalador.

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