domingo, 10 de junio de 2012

Roma, un museo al aire libre

La llegada al aeropuerto Leonardo Da Vinci o Fiumicino de Roma tiene la emoción del arribo a un lugar donde se guardan los recuerdos de tres mil años de historia de la humanidad. Desde las alturas del avión se observan monumentales construcciones de una ciudad antigua, surcada por la serpentina cinta del río Tíber, que se mezcla con los modernos edificios, vehículos, trenes y personas de la capital italiana.

Por eso, Roma es consideraba la cuna de la civilización occidental, porque dio origen a los latinos, a la iglesia, a la primera comunidad judía y, sobre todo, a nuestra forma de entender el mundo. Es por eso que la piel se eriza cuando aterrizamos en la ciudad y pisamos suelo romano por primera vez.

Al tomar el metrobús rumbo a Termini o la Terminal de la capital, en el trayecto se cuela la ciudad caótica, la del enloquecido tránsito de motos Vespa, y de automóviles que intentan sortear pozos y turistas en estrechas callecitas sin veredas. El ruidoso fondo de la céntrica Piazza di Spagna es como un concierto de distintas voces. También seducen los edificios de la Roma moderna, la del lujoso trendy de los negocios de la Via Condotti o la de las últimas tendencias culturales en los barrios de moda.

La Fontana Di Trevi, célebre fuente de agua
Un excelente lugar para comenzar a develar las claves romanas es la vía del Corso, es decir, la calle principal y más céntrica de la capital italiana. Es estrecha, rectilínea y al fondo se ve, por un lado el obelisco de la plaza del Popolo que se levanta majestuoso, y por el otro el Vittariano. A ambos lados de esta calle se admiran palacios papales y de príncipes. A la derecha de la Vía Corso, sobre la calle Muratte, está la más lujosa fuente de roma: la Fontana Di Trevi, cuya fachada se asemeja a un gran palacio decorada con estatuas y bajorrelieves, colocadas sobre montones de rocas. Dicen que esta fuente es célebre no solo por su agua excelente, sino también por la leyenda. Dos hombres, de apariencia italiana tratan de explicar que la persona que bebe el agua de la fuente puede estar segura de que volverá a Roma. En medio de la marea humana hay que esperar horas y horas para cumplir con esa tradición, de lo contrario hay que conformarse con tirar monedas a la fuente y seguir el camino.

El Coliseo, la maravilla del visitante
Al fondo de la vía de Fon Imperiali se levanta, majestuoso, uno de los mayores prodigios de la civilización romana: el Coliseo, que consta de cuatro pisos y tiene la forma elíptica, de 187 metros de largo por 155 metros de ancho. Este inmenso anfiteatro, cuyos restos imponentes permiten todavía admirar su antiguo esplendor, según la información recibida por el guía turístico electrónico, fue comenzado por Vespasiano en el año 72 después de Jesucristo y terminado por su hijo Tito en el año '80. Su verdadero nombre es Anfiteatro Flavio, pero comúnmente fue llamado Coliseo. Dion Cassio, un reconocido historiador italiano, dice que durante las fiestas celebradas con motivo de la inauguración de este edificio, las cuales duraron 100 días, se mataron 9.000 fieras y hombres. Terminada la caza de las fieras, se llenada rápidamente la arena de agua y se celebraban combates navales entre gladiadores.

El Foro, fue el centro de la vida social
En la parte posterior del Coliseo, se encuentran la Iglesia y el Anticuariun, que formaban parte del famoso Foro Romano junto al Capitolio, los Foros Imperiales y el Palatino. Según, se dice, fue el centro de la vida civil y económica de Roma en la época republicana que luego cayó con el imperio romano, llevada al extremo con un terremoto en el año 800. Sin embargo, hoy parte de las columnas de las ruinas todavía están en pie. El ingreso que se abre en la plaza del Coliseo conduce a una zona de urbanización más reciente, que dicen que es de la edad imperial. Otro cerro histórico romano es el Palatino que se asoma sobre el Foro, conservando en el verde de vegetación recuerdos inolvidables. Dicen que el Palatino fue la cuna de Roma. Aquí, según narra la leyenda, fue trazado el surco de Rómulo, es decir que en este lugar se fundó Roma y la residencia de los reyes.

Un encuentro de paz con el Papa Benedicto XVI

El sol se dibujaba como una bola de fuego en el cielo azul infinito de la capital italiana que propiciaba un buen día. Eran las 5:20 de la mañana cuando salí del hotel Harmony hacia la terminal de buses, tomé el metrobús y me dirigí al Vaticano para ingresar a la misa del Papa. Cuando el reloj marcaba las 10:30, Benedicto XVI salió en el "Papamóvil" con un gorro blanco en la cabeza, un crucifijo de oro en el pecho sobre la sotana blanca y el anillo supremo de la Iglesia en su mano derecha. Mientras el Santo Padre se asomaba a saludar a los fieles, la gente empezó a aplaudir, a gritar y a llorar. Otros se desmayaron por la emoción. Yo estaba ahí, enmudecido y con la piel completamente erizada. Benedicto XVI pasó frente a mí, dirigió su mirada donde yo estaba y levantó la mano como si me hubiese saludado. Después de recorrer la plaza San Pedro, el Papa se dirigió a su ambón y saludó a los fieles en alemán, inglés, italiano, español, portugués, romano y francés. En su homilía, Su Santidad dijo que si obedecemos los mandamientos de Dios podemos estar seguros de que hemos llegado a conocerlo. "Pero si alguno dice que lo conoce y no obedece, es un mentiroso y no hay verdad en Él". Acto seguido exclamó: “Pueden ir en la paz del Señor hoy y siempre". En ese momento, me arrodillé en medio de la multitud, agaché la cabeza, recé, lloré y le agradecí en silencio al Señor por haberme hecho vivir uno de los mejores días de mi vida. En completa paz me levanté y salí caminando despacio hasta el pórtico de la plaza San Pedro. Ahí, volví la cabeza hacia la Basílica, la observé un momento y luego me marché por la vía de la Conciliación mientras caía la lluvia como una bendición divina.


1 comentario:

  1. Sin duda Roma es una ciudad histórica a nivel mundial y es muy visitada por millones de turistas constantemente. Ojala tengan todos la posibilidad de ir porque desde que uno realiza la búsqueda de los hoteles en roma hasta que se vuelve del viaje, es un viaje unico

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