domingo, 2 de junio de 2013

Los hermanos gemelos de Siam vivieron unidos hasta la muerte

El 11 de mayo de 1811 nacían en el seno de una familia de Siam (actualmente Tailandia) los gemelos Chang y Eng. Estos hermanos tenían una cualidad muy poco común, estaban unidos por algo más de 10 centímetros de pecho.

Pese al hecho de que sus cuerpos parecían biológicamente independientes, ni tras su nacimiento, ni en los primeros años de vida se planteó separarles, por lo que esta pequeña unión les mantuvo juntos durante el resto de sus vidas.

En 1829, la casualidad hizo que un explorador americano que se hacía llamar Capitán Able Coffin se topara con ellos. Sorprendido por la rareza de los gemelos, y debido a lo popular que estaban empezando a ser en aquella época los circos humanos, no dudó en hacerles un contrato, con el que viajarían por primera vez fuera de Siam.

Las exhibiciones comenzaron en Inglaterra, aunque al poco tiempo, la creciente popularidad les hizo desplazarse a Estados Unidos. Tres años después de su llegada a Norteamérica decidieron deshacerse de los servicios de Coffin, comenzando su carrera en solitario.

En tan sólo 6 años de carrera los gemelos de Siam consiguieron reunir un total de 60 mil dólares (un millón y medio de dólares actuales), dinero con el que decidieron retirarse al condado de Wilkes, en Carolina del Norte. Fue entonces cuando comenzaron a barajar la posibilidad de su separación, aunque no encontraron médico que se aventurara a hacerlo.

Obtuvieron la nacionalidad estadounidense, y adoptaron el apellido Bunker. Justo por aquella época, los gemelos conocieron a dos hermanas, lo que hizo que ambos pelearan duramente por conseguir a Sarah Yates, la más alta.

Eng, posiblemente por su personalidad dominante, consiguió conquistar finalmente a Sarah, y Chang tuvo que conformarse con la pequeña Adelaide.

Los siameses vivieron conjuntamente con sus esposas en un rancho con unas plantaciones en las que tuvieron contratados varios esclavos.

Cada uno de los hermanos tenía su hogar en un lado del rancho, por lo que tuvieron que llegar al estricto acuerdo de vivir por periodos de tres días en cada una de las casas. Pero lo más sorprendente de todo es que a lo largo de su vida llegaron a tener un total de 22 hijos.

En su rancho, con la excepción de algunas giras circenses, vivieron el resto de su vida.

En 1870, Chang tuvo un derrame cerebral que le dañó fuertemente la movilidad. Esto supuso el comienzo de la decadencia física de los gemelos. El 17 de enero de 1874, Chang moría junto a su hermano. Pese a que un médico le propuso en aquel momento la separación, Eng la rechazó, muriendo a las pocas horas.

LOS MÁS LONGEVOS

Ronnie y Donnie Galyon viven en Estados Unidos. Cuando nacieron, el doctor les pronosticó una corta vida, y hoy, 58 años después, son los siameses vivos más viejos del mundo. Los dos comparten un intestino y un conjunto de órganos sexuales y se encuentran unidos por el tracto digestivo.

Los siameses confesaron en un artículo publicado por el diario británico The Sun, que a pesar de haber pasado momentos difíciles a lo largo de los años, siempre pudieron apoyarse mutuamente.

Jim, hermano menor de los Galyon comentó: “Ellos tienen cuatro brazos y cuatro piernas para coordinar. Cuando desean moverse se miran el uno al otro, no es como telepatía, pero creo mucho en la armonía. Es fascinante”. Según cuentan, los hermanos siameses que tienen personalidades disímiles.

Otros de los problemas que se presentaron en la vida de ambos fue el anhelo de una relación física con una mujer y también el de la paternidad. Jim dice: “Ellos hubieran querido casarse y ser padres, pero con un solo órgano sexual, ¿quién sería el padre? Se vuelve un poco raro, ¿no?“.

DOS CARAS

Edward Mordrake nació en la Inglaterra victoriana. Era poseedor de un extraordinario talento para la música y los estudios. Sin embargo, en la parte posterior de la cabeza, tenía un rostro femenino.

De esta otra cara se dijo de todo: que tenía una expresión maligna, que seguía con la mirada a cualquiera, lloraba, reía y movía los labios (pero no hablaba). Antes de suicidarse a los 23 años, Mordrake pidió que destruyeran aquel rostro maligno que lo había atormentado toda su vida.

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