viernes, 11 de enero de 2013

El sitio está en Lark Quarry Famosas huellas no son de estampida de dinosaurios

Las huellas de dinosaurios en Lark Quarry, famosas en Australia porque son miles y perduran desde hace 95 millones de años, podrían ser el rastro dejado en el lecho de un río cuando estos animales nadaban o lo cruzaban, una nueva tesis contraria a la teoría asumida de la estampida.

Este conjunto, formado por unas 3.300 huellas fosilizadas que se encuentran en una remota zona del noreste de Australia, estaba hasta hace muy poco catalogado como el único vestigio conocido de una estampida de dinosaurios.

La catalogación prevalente hasta ahora se debía a que en el pasado algunos paleontólogos habían interpretado que hubo una estampida, a raíz de la súbita aparición de un enorme carnívoro de la especie de los tiranosáuridos cuando las presas bebían agua.

Pero el paleontólogo Anthony Romilio, quien prepara un doctorado en la Universidad de Queensland, dijo que su investigación “rebate la anterior teoría” y precisó que el conjunto de icnitas son el rastro dejado en el lecho de un antiguo río por varios dinosaurios durante varios días o semanas de presencia.

Las impresiones de los ejemplares nadadores en Lark Quarry corresponderían a ornitópodos, unos bípedos y herbívoros de pequeño tamaño parecidos a una gallina común y con patas similares a las de las aves. “Muchas de las huellas no son nada más que marcas alargadas que probablemente se formaron cuando los dinosaurios que nadaban arañaron el lecho del río”, dijo.

Para el científico, muchas de estas huellas son marcas como rasguños casi verticales y profundos que indican que estos animales nadaban y se impulsaban con el movimiento de sus patas sobre el agua. Algunas de las marcas dejadas por estos pequeños dinosaurios indican que la profundidad del río fluctuaba entre los 14 y 40 centímetros, según el estudio realizado para la Universidad de Queensland.

Romilio dijo que de momento no se ha podido determinar cuántas de las 3.000 impresiones localizadas corresponden a dinosaurios que caminaban o corrían.

El trabajo de Romilio, publicado este mes en la Revista de Paleontología Vertebrada, rebate la teoría que hasta ahora prevalece y que vinculaba las huellas a un momento de pánico de una manada de dinosaurios desatado por la presencia de un gran depredador, una historia que ha contribuido al desarrollo turístico de esa zona del estado de Queensland.

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