domingo, 20 de enero de 2013

Notre-Dame cumple 850 años

El célebre templo que Víctor Hugo eligió como protagonista de su obra Nuestra Señora de París, que ha sobrevivido a la Revolución Francesa o las Guerras Mundiales y fuera testigo de la coronación de Napoléon Bonaparte, cambia de dígito con un lavado de cara que ha costado 8,5 millones de dólares.

La catedral, que cada año recibe a más de 14 millones de visitantes, empezó a construirse en 1163, por lo que este año se celebran los 850 años de la colocación de la primera piedra de esa joya arquitectónica.

Su párroco, monseñor Patrick Jacquin, señala que Notre-Dame es especial “por su edad, inmutable en cierta manera, y por su posición”, en pleno núcleo de la isla de la Cité, y en el cruce de las rutas norte-sur y este-oeste de Francia.

La jefa de operaciones de la asociación Notre-Dame de París 2013, Bénédicte Esnault, considera que, además de ser “el monumento más visitado de Francia y de Europa, es un lugar de concentración donde todo el mundo encuentra algo, independientemente de su religión o espiritualidad”.

Los festejos comenzaron en diciembre y, hasta noviembre próximo, abarcan un calendario plagado de conciertos y coloquios culturales y religiosos, como por ejemplo los 850 conciertos de órgano que se turnarán en todo el mundo durante 24 horas el próximo 6 de mayo, con motivo del Día Mundial del Órgano.

Trece campanas

Entre las reformas emprendidas para afrontarlos con la mejor cara cabe destacar la colocación de ocho nuevas campanas en la torre norte y una nueva campana mayor en la sur para acompañar a Emmanuel, la estrella de Notre-Dame, que se colocarán en marzo para recuperar el paisaje sonoro de finales del siglo XVIII.

Emmanuel fue la “única campana que se salvó de la Revolución Francesa, ya que las demás fueron reconvertidas en cañones” durante ese periodo histórico, y de ahí le viene, según Esnault, la popularidad y el cariño que suscita entre los parisinos.

Esas nuevas campanas, con las que el número total ascenderá a 13, serán bendecidas el próximo 2 de febrero, y su fabricación ha caído en manos de la fundición gala Conrille-Havard y de la holandesa Real Eijsbouts.

La puesta en marcha de esta renovación general empezó a finales de 2011 con la mejora de la iluminación interior de la catedral, “absolutamente magnífica”, a juicio de Esnault, y que permite “redescubrir su arquitectura”.

Además, la esperada renovación del gran órgano, del siglo XVIII y que “consiguió escapar de los destrozos de la Revolución gracias a la interpretación de música patriótica como La Marsellesa”, según sus responsables, espera la conclusión de su segunda fase, la relativa a la limpieza de sus 120 mil tubos.

Rumbo a los festejos

Una estructura temporal ha sido instalada en el exterior, sobre el atrio de la catedral, en un gesto “único e inédito”, en opinión de Esnault, con el objetivo de disfrutar de una mejor perspectiva de la fachada occidental, la de las famosas torres gemelas.

“Camino del Jubileo”, como han bautizado desde la institución a ese mecanismo, está descubierto y cuenta con cinco metros de alto, desde los que los visitantes puedan admirar la magnífica edificación.

A esos curiosos “no les pedimos nada, Notre-Dame es gratuita y está abierta los 365 días del año”, afirma el párroco, que ve con alegría que se pueda “reavivar” la acogida a ese centro, que recibe cada día a entre 40.000 y 60.000 personas.

“Es un hecho que Notre-Dame es la Señora de todo el mundo”, sin importar su “pasaporte, raza, religión o cultura”, concluye Jacquin, cuando se cumplen ocho siglos y medio de su construcción, en los que esa dama parisina se ha erigido como lugar espiritual y monumento histórico sin precedente (EFE Reportajes).

La jefa de operaciones de la asociación Notre-Dame de París 2013, Bénédicte Esnault, considera que todo el mundo encuentra algo en la catedral, independientemente de su religión o espiritualidad.

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