Los tiranosáuridos eran los mayores carnívoros que jamás hayan existido en la tierra. Algunos de ellos como el Tiranosaurio Rex, nombre que traducido al castellano es “rey tirano de los reptiles”, era más grande que un elefante.
Tenía una enorme cabeza que medía más de un metro de largo, sostenido por un cuello corto pero robusto que le servía para dar tirones o sacudidas a sus presas. Su cuerpo era grande y pesado, patas fuertes, enormes garras y dientes impresionantes, afilados como cuchillos que podían llegar a los 18 centímetros. Hecha la reconstrucción de su esqueleto se pudo evidenciar que medía uno 14 metros de largo, por unos 5 a 6 de alto; y un peso aproximado a las 7 toneladas. Según algunos paleontólogos el Tiranosaurio rex era uno de los cazadores más feroces de la prehistoria. Podía alcanzar en correr hasta 70 km/h. Otros expertos, en cambio afirman que este dinosaurio era demasiado grande y demasiado pesado para poder correr.
Los primeros restos fósiles de este formidable espécimen fue hallado por Barnun Brown, en Montana, Estados Unidos, en 1902; pero quien le dio tan particular nombre fue Henry F. Osborn recién tres años después. Este gigantesco reptil vivió en el Cretácico tardío, aproximadamente unos 65 millones de años. Reinó en las praderas de América del Norte y en el Asia central, aunque algunos estudiosos creen que habitó en algunas regiones de América del Sur y en la India.
Otro dato importante sobre este terrible depredador es su cerebro que era más grande que el del hombre. La porción “pensante” era pequeña, por tanto poco inteligente que sus primos los Deinonychus. Su fortaleza física y su ferocidad eran impresionantes. Poseía unas mandíbulas poderosísimas, con dientes aserrados para morder, retener y desgarrar a sus víctimas.
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