lunes, 4 de febrero de 2013

Exhiben en Caracas fósiles de tres millones de antigüedad

Tres millones de años después de quedar atrapados en un pozo de asfalto, los fósiles de 34 especies de animales rescatados y analizados, entre ellos, tigres dientes de león y de cimitarra, y una nueva especie de caimán, han quedado al descubierto y pueden ser apreciados en una exhibición en Caracas.

Un pozo de asfalto de más de 18.000 metros cuadrados ubicado en la zona llamada El Breal de Orocual en el oriental estado Monagas de Venezuela fue la trampa que el Pleistoceno tendió a un buen grupo de animales que dejó además testimonio novedoso de la peregrinación de algunas especies muy lejos de lo que hasta ahora se conocía.

A ese sitio fue a dar, infieren los científicos, un primer mamífero, tal vez un caballo, que un tigre quiso atrapar, pero ambos quedaron pegados en el viscoso lago con superficie de agua.

Poco a poco quedaron atascadas además, aves carroñeras, insectos, y así todo un ecosistema que ha sido analizado por expertos desde 2006 cuando se realizó el primer hallazgo y que seis años después, aún ofrece revelaciones como la detección de una nueva especie de reptil, bautizado Caiman venezuelensis, en 2012.

El hallazgo de los fósiles sucedió cuando la estatal Petróleos de Venezuela realizaba obras para construir un oleoducto, pero las excavaciones fueron paralizadas repentinamente cuando los trabajadores divisaron lo que parecían ser unos huesos.

El análisis de los restos pasó entonces a manos de paleontólogos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas que hasta hoy consiguieron describir 34 especies entre las que se cuentan caballos, llamas, armadillos gigantes, osos hormigueros tres veces más grandes de los que existen en la actualidad, además de reptiles, culebras, tortugas y aves.

El pozo y sus inquilinos revelan no sólo que estos animales poblaron la zona entre 2,5 y cuatro millones de años atrás, sino que muestran además, según el paleontólogo del instituto Ascanio Rincón, el recorrido de algunas de estas especies por cuatro de los cinco continentes.

El lugar, “en el que también han quedado atrapados los paleontólogos”, bromea Rincón, “documenta el momento en el que Sudamérica y Norteamérica se conectaron hace aproximadamente unos tres millones de años” cuando se elevó el istmo de Panamá abriendo un puente para el flujo de fauna y flora de un territorio a otro.

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