jueves, 14 de febrero de 2013

La fuente del amor está en Paraguay

Cuenta una leyenda transmitida por los indios guaraníes de generación en generación que el fraile franciscano español Luis de Bolaños, figura emblemática de la Iglesia Católica de mediados del siglo XVI en Sudamérica y fundador de Caazapá -el 25 de enero de 1607-, hizo brotar de entre las rocas las aguas para saciar la sed de los indígenas a los que debía evangelizar.

La fuente, conocida como el Ykuá (manantial, en guaraní) Bolaños y del que hasta hoy día siguen manando aguas cristalinas, es el paraje obligado al que acuden los pobladores y turistas que visitan Caazapá, capital del departamento del mismo nombre, situado a 230 kilómetros al sureste de Asunción, sobre todo durante las fiestas patronales de enero.

La historia que narra cómo el fraile De Bolaños sació con un milagro la sed de los indios que lo habían desafiado a pedir agua a “su dios”, para calmarlos tras años de sequía, se ha nutrido con el correr de los tiempos con el misticismo que le imprimieron los pobladores del lugar, que hablan de un verdadero elixir del amor eterno.

“Dicen que Caazapá es la tierra del hechizo, del encanto (...) Si vienen personas de afuera y toman agua del Ykuá, sí o sí van a volver a la ciudad, pero si unos novios toman del mismo vaso o del mismo puño de su pareja, se casan”, relata Mirtha Fretes, una de las pobladoras de esta localidad rural.

Buscando el amor eterno

Fretes asegura que a muchos de los lugareños y visitantes que siguieron al pie de la letra este ritual se les cumplió el augurio amoroso.

Un sendero empinado, forjado con escalones de rocas y flanqueado por frondosos árboles, conduce al manantial, cuyo acceso es libre y gratuito.

El hilo de agua que brota del Ykuá y que desemboca en una fuente está emplazado en una especie de gruta donde puede apreciarse un colorido mural que recrea la escena en la que Luis de Bolaños, representado en una talla superpuesta, hace brotar el líquido con su bastón apoyado en las rocas, mientras es observado de cerca por los nativos.

Para llegar hasta el hilo de agua, los visitantes deben atravesar la fuente a través de una pasarela de rocas estrechas.

Anualmente, centenares de personas visitan el Ykuá Bolaños y forman filas para refrescarse y beber unos sorbos de sus aguas cristalinas, principalmente en el primer mes del año, en coincidencia con las fiestas patronales de Caazapá, que en enero celebró sus 406 años de fundación.

Unos por devoción, otros por curiosidad o simplemente desafiando a la suerte en busca del preciado amor eterno, llegan a diario hasta el Ykuá Bolaños para beber sus aguas.

Caazapá también congrega a centenares de personas en esta época del año para su Feria Agrícola, Ganadera, Industrial y de Servicios, y el ya tradicional festival del Ykuá Bolaños, que en su decimocuarta edición, celebrada el 25 enero pasado, reunió a grupos musicales y de danza locales y a las bandas extranjeras Amboé, de Argentina, y a las brasileñas Joao Bosco y Vinícius.

El retorno del fraile

La ciudad cuenta asimismo con una pequeña joya arquitectónica, la iglesia de San Roque, erigida en el siglo XVII por los franciscanos y, según los caazapeños, única de su tipo en la cuenca del Río de la Plata.

Según una de las encargadas del grupo local de restauración del templo, Martha Zacarías, les ha llevado casi 20 años conseguir apoyo financiero para iniciar las tareas de restauración y, entretanto, la iglesia ha perdido en un robo la talla de madera de San Roque, una reliquia de más de 400 años de antigüedad.

El 10 de enero de 2007, Caazapá recibió con gran júbilo la urna que contenía las cenizas de Luis de Bolaños, en coincidencia con el aniversario de la fundación de la ciudad y poco antes de las fiestas en honor a San Pablo, patrono de la ciudad, que se celebran el 25 de ese mes.

Después de los festejos, los restos del fraile franciscano fueron devueltos a la iglesia de San Francisco, en Asunción, donde reposaban desde 1979 luego de ser parcialmente cedidos en una urna de mármol por el Convento Franciscano de Buenos Aires (EFE Reportajes).

Dicen que Caazapá es la tierra del hechizo, del encanto (...) Si unos novios toman agua del mismo vaso o del mismo puño de su pareja, se casan.

Evangelizador de los guaraníes
Luis de Bolaños es considerado como el primero en realizar la tarea de evangelización de los indios guaraníes, que habitan en gran parte del territorio paraguayo, luego de asentar la comarca de Caazapá y abrir la lista de bautismos en 1607.

Nacido en Marchena (Sevilla) en 1549 y fallecido en Buenos Aires en 1629, el fraile viajó a América del Sur luego de ser ordenado en 1572, en la expedición del adelantado Don Juan de Zárate, y llegó a Asunción con otros 22 franciscanos en 1575.

Posteriormente se trasladó hasta la región oriental de Paraguay, donde fundó Caazapá, que junto a otros pueblos como Atyrá, Tobatí y Yaguarón mantienen rasgos culturales, actividades económicas y comportamientos sociales que demuestran que la identidad indígena y la presencia franciscana se han mantenido a lo largo del tiempo y forman parte de la vida paraguaya.

El fraile español es autor del Catecismo Breve, considerada como la primera obra sobre teología en guaraní de puño europeo, utilizada por los franciscanos para la tarea de evangelización, tanto en Paraguay como en otros países sudamericanos.

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