lunes, 22 de abril de 2013

Embriones revelan crecimiento de los dinosaurios

HUEVOS DE DINOSAURIOS

ESTUDIO DE LOS HUESOS FÉMUR

Un campo de puesta de huevos de unos dinosaurios, hace entre 190 y 197 millones de años, acabó mal: una inundación del terreno se llevó por delante los nidos. Luego acabaron fosilizándose las cáscaras de huevos rotos y los huesos de los embriones que había en su interior. Los huevos, de diferentes nidos, estaban en diferentes fases de incubación. Ahora, un equipo científico internacional ha encontrado los fósiles, abundantes, conservados en un yacimiento de la provincia de Yunnan, en China.

Es un auténtico tesoro para atisbar el crecimiento de los embriones de aquellos dinosaurios dentro del huevo. Probablemente se trata de lufengosauros, unos sauropodomorfos caracterizados por tener un cuello largo, una cabeza pequeña, y ser enormes. Es la colección más antigua de embriones de dinosaurios que se ha encontrado hasta ahora, afirma la revista Nature, que da a conocer el descubrimiento de Robert R. Reisz (Universidad de Toronto, Canadá) y sus colegas.

Los embriones de aquellos dinosaurios crecían rápido, lo que revela una incubación corta. Además, los investigadores han encontrado indicios de que la activación de los músculos (tanto movimiento como contracción) dentro del huevo jugaría un papel importante en la formación del esqueleto.

“Los fósiles de embriones de dinosaurios son sorprendentemente poco comunes”, empiezan por recalcar los científicos en Nature, y poco se sabe de los patrones de su desarrollo.

Reisz y sus colegas no han encontrado en el yacimiento ningún huevo que no esté roto, pero los más de 200 huesos fósiles en distintas fases de desarrollo aportan una información preciosa para los paleontólogos.

Tienen docenas de vértebras, fragmentos de costillas, un total de 24 fémures (cuyo grosor va desde 2,6 a 4,5 milímetros y su longitud, de 12 a 22 milímetros) y otros huesos de las extremidades, así como unos pocos elementos craneales.

GRAN DESCUBRIMIENTO

Lo que les pasa a los paleontólogos para estudiar el desarrollo de seres ya desaparecidos se parece un poco al problema de los astrónomos que quieren investigar la evolución de las estrellas.

Por un motivo u otro (al tratarse de un animal extinguido, en el caso de los

paleontólogos, o por la larga vida de un astro en tiempos humanos, para los astrónomos) los científicos no pueden seguir el devenir de un ejemplar.

La alternativa es analizar muchos ejemplares de la misma especie (o el mismo tipo de estrellas) en diferentes fases de evolución para poder reconstruir la sucesión de estadios. Por eso es tan importante el hallazgo del yacimiento de embriones de Yunnan.

CRECÍAN RÁPIDAMENTE

“El alto nivel de vascularización [de estos huesos fosilizados] es la primera prueba conocida de que los embriones de los sauropodomorfos probablemente crecían más rápido que los de las aves y otros dinosaurios”, señalan los investigadores.

Esto implicaría que tenían un período de incubación también más corto, capacidad de rápido crecimiento que se mantendría también después de salir del huevo, “lo que explicaría la capacidad de los sauropodomorfos de alcanzar un tamaño adulto mayor que el de los dinosaurios contemporáneos suyos y, en algunos casos, llegar a proporciones gigantes”, concluye el estudio que trae grandes sorpresas en la paleontología.

q Los fósiles de más de 190 millones de años de antigüedad contienen huesos en distinto estado de desarrollo, cáscaras de huevo y colágeno. Estas criaturas prehistóricas crecían rápidamente y se movían antes de eclosionar.

q Los huesos pertenecen al sauropodomorfo de cuello largo Lufengosaurus, el dinosaurio más común en la región durante el Jurásico Inferior, un gigante que podía alcanzar de adulto los ocho metros de largo. Los investigadores creen que los huesos procedían de varios nidos con ejemplares en diferentes etapas embrionarias, lo que dio al equipo la rara oportunidad de estudiar sus patrones de crecimiento.

q Para investigar el desarrollo de los dinosaurios, el equipo se concentró en el hueso más grande, el fémur. Este hueso mostró un índice de crecimiento más rápido, duplicándose en longitud de 12 a 24 mm a medida que el animal crecía dentro del huevo.

Este crecimiento muy rápido puede indicar que los sauropodomorfos como el Lufengosaurus tenían un período de incubación corto.


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