martes, 28 de mayo de 2013

Confesiones de un SS El colmo del horror

Hamburgo, 30 de mayo de 1945.- Kurt Gerstein, oficial de las guardias nazis “SS” se suicidó hoy aquí dejando escrito un informe que puso en evidencia la forma en que actuaron los alemanes en el exterminio de millones de seres humanos en los campos de concentración.

Gerstein relató minuciosamente las primeras experiencias de muerte por gas obtenido a través de un motor diesel. “Después de 32 minutos todos los encerrados en el recinto estaban muertos”, dijo en su informe.

“Trabajadores judíos abren las puertas para retirar los cadáveres. Se les prometió –por su terrible servicio- que se les salvaría la vida y se les dejaría participar en un pequeño porcentaje en los valores y dinero encontrados entre los muertos.

Los muertos estaban de pie como columnas de basalto, pues no había lugar para caer o inclinarse. Aun en la muerte, se reconocía a las familias, pues estaban tomados de las manos. Daba mucho trabajo separarlos, pero era necesario dejar libre la cámara pues pronto llegaba otro cargamento. Tirábamos los cuerpos azules, húmedos de sudor y de orina, las piernas llenas de excrementos y de sangre menstrual.

Dos docenas de trabajadores se ocupaban de examinar las bocas buscando dientes de oro. Otros controlaban los anos y los genitales buscando monedas, diamantes u oro. Los dentistas, luego, arrancaban los dientes de oro, las coronas, los puentes. Cada día encontrábamos una pequeña fortuna entre los cadáveres asfixiados”.

DENUNCIAS DESOÍDAS

Posteriormente los méto-dos se “perfeccionaron” mediante el uso de productos tóxicos –como el “zyklon B” o el cloro- en forma granulada, cuya potencia letal en contacto con el aire, hacía efecto en no más de cinco minutos. Las autoridades encargadas del exterminio estuvieron divididas en cuanto a qué hacer con los cadáveres; al principio se utilizó la práctica de enterrarlos en fosas comunes, pero luego se impuso la incineración en hornos crematorios que a la postre resultaron insuficientes, procediéndose a veces a quemarlos en espacios abiertos.

Los campos donde se desarrollaron estas actividades fueron descubiertos por las tropas aliadas a medida que penetraban en los territorios ocupados por los alemanes. Sin embargo, su existencia había sido denunciada en reiteradas oportunidades, sin mayor éxito.

El 18 de abril tropas británicas y estadounidenses lograron liberar a los sobrevivientes del campo Bergen Belsen, pero a esta altura ya se relevaron decenas de estos siniestros lugares. Algunos fueron creados con anterioridad a la guerra, desde 1933, como Dachau, Mauthhausen, Ravensbruck. Otros lo fueron con posterioridad, especialmente en el este, donde sobresale el complejo de Auschwitz.

“Los sobrevivientes son escasísimos y su aspecto asusta. Verdaderos esqueletos vivientes que nos han informado de la muerte de miles y miles, judíos y deportados políticos, víctimas de las cámaras de gas, del hambre y de las torturas”, reconoció un alto oficial aliado. “Estos campos son algo absolutamente diferente a cualquier sistema penitenciario. Deliberadamente se les asignó un doble objetivo: deshumanizar a los detenidos, aniquilándolos moral e intelectualmente, para luego exterminarlos físicamente en un plazo más o menos breve.

Para los demás, el terror se infería por la vía de la misteriosa desaparición de las víctimas, de las que nunca más se volvía a saber”. De EL CHASQUI.

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