domingo, 26 de mayo de 2013

Las bombas dañan las ruinas de Mesopotamia

La antigua Mesopotamia, en el sur de Irak, donde hace más de 5.000 años comenzaron la civilización y la cultura moderna con la primera ciudad y la primera escritura, yace bajo las bombas sucias de las últimas guerras.

La contaminación acumulada por los restos de proyectiles que han perforado esta tierra durante el siglo XX condenan a los restos mesopotámicos a desaparecer. Así lo explica Pedro Azara, arquitecto y comisario de la exposición “Antes de Diluvio. Mesopotamia 3500-2100 a.C.” la primera dedicada a este espacio cultural en la Edad Antigua. Organizada por la Obra Social La Caixa en Barcelona y Madrid, la muestra enseña la región que yace en el delta de los ríos Tigris y Éufrates, hoy convertidas en desierto por el desplazamiento de la costa.

Desde que fue descubierta a finales del siglo XIX, Mesopotamia ha sufrido guerras, expolios y excavaciones ilegales. Factores claves, según Azara, para acabar con lo poco que quedaba de las ciudades de adobe. La razón es que “el barro no cocido se disgrega una vez que las construcciones son desenterradas o sepultadas nuevamente por las tormentas de arena, que el traqueteo de los tanques ha aumentado al remover la tierra”, explica el investigador.

HERIDAS

Las bombas de uranio empobrecido fueron utilizadas por Sadam Husein en la Guerra del Golfo (1990-1991) entre EE.UU. e Irak, y también por la coalición encabezada por los norteamericanos en la contienda de 2003. En esta última los soldados norteamericanos abrieron un foso profundo en el zigurat de Kis para protegerse, dañándolo para siempre.

Aunque no dañan directamente los restos, estas bombas lanzadas a las marismas desprenden una radiactividad que permanece durante decenas de miles de años. “Emponzoñan las aguas y la pesca”, dice Azara, y la agricultura y los animales resultan afectados. Además, el 90 por ciento de los habitantes de Nasiriya, la ciudad más cercana a los yacimientos, tiene problemas de salud, y «la zona registra la mayor tasa de cáncer del mundo».

Profesor de Estética en la Escuela Superior de Arquitectura de Cataluña, Pedro Azara visitó en 2011 los cinco yacimientos más importantes de la antigua Mesopotamia, el Museo de Bagdad y el de Nasiriya, en el primer viaje autorizado a un equipo investigador extranjero desde la guerra de 1980.

ANIVERSARIO

Le acompañaron los también arquitectos Albert Imperial y Marc Marín y el cineasta Marcel Borrás. A su regreso trajeron siete horas de película de los dos museos y de los yacimientos de las ciudades de Uruk, Ur, Tello, Eridu y Kis, que le servirán al director de cine ruso Alekxandr Sokúrov para un documental que se presentará en Bruselasen septiembre, con motivo del X aniversario del saqueo del Museo de Bagdad en 2003.

Entre las 15.000 piezas desaparecidas, precisa, había pocas obras relevantes: 7.000 se han recuperado y hay 8.000 buscadas por Interpol, hallazgos recientes en principio poco importantes, aunque muchos no estaban todavía documentados.

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