Los primeros rastros de los pingüinos, llamados 'Kairuku' –palabra maorí para denominar al nadador que regresa con la comida– fueron encontrados en un acantilado en Waimate, en la Isla Sur, en 1977, por el paleontólogo Ewen Fordyce, de la Universidad de Otago.
Con los años, Fordyce descubrió restos más completos e invitó en 2009 al especialista de la Universidad de Carolina del Norte, de EEUU, Dan Ksepka para que lo ayudara a reconstruir el animal. Ambos expertos determinaron que el ave era mucho más grande que el mayor de los pingüinos modernos, el emperador, que alcanza hasta un metro, y pesaba hasta 60 kilos, el doble que el emperador.
"Kairuku era un ave elegante para los estándares de pingüinos, con un cuerpo delgado y aletas largas, aunque tenía piernas y pies cortos y gruesos", dijo Ksepka. Fordyce dijo que esta ave de gran tamaño estaba adaptada para poder nadar más y bucear más profundo que sus pares actuales.
El científico no sabe exactamente por qué se extinguieron estos pingüinos prehistóricos, pero estima que el cambio climático o la depredación de delfines y focas podrían explicar su desaparición.
Los hallazgos fueron publicados en la última edición de la revista Journal of Vertebrate Paleontology.
En 2010, los científicos informaron del descubrimiento de un ejemplar fosilizado de pingüino de 36 millones de años que se estima medía 1,5 metros de altura.
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