domingo, 25 de noviembre de 2012

Donde habitan los monstruos

Monstruos, animales inclasificables o simplemente criaturas se han convertido en leyenda y han popularizado algunas zonas del planeta.

El editor de Skeptical Inquiry, psicólogo y experto en investigaciones de fenómenos paranormales, Benjamin Radford, explica en una entrevista que “la fascinación que la gente tiene con estas criaturas proviene de la idea de que convivimos con seres misteriosos que están más allá de nuestra vista”.

Pero si bien el Yeti, Nessi o Big Foot han copado los titulares de muchos periódicos durante siglos, hay muchos más misterios por los rincones más insólitos de la Tierra.

Tierra de monstruos

En pleno lago Nahuel Huapi vive el primo argentino de Nessie –el monstruo del lago Ness-, una supuesta bestia acuática que ya aparecía en las antiguas leyendas indígenas de la Patagonia. El apodado Nahuelito es una criatura serpentina que comparte el lago con los esquiadores que visitan San Carlos de Bariloche.

Su primera aparición en prensa data de 1922, cuando el diario Toronto Globe publicó una imagen de la bestia que dio el pistoletazo de salida a numerosas expediciones en su busca.

Terminados sus 15 minutos de fama se retiró al fondo del lago y tan sólo se decidió a volver a los periódicos en plenos 80, cuando el aumento del turismo en la zona se tradujo en más avistamientos del monstruo.

Radford considera que en el caso de los lagos, sí se observa una subida en el turismo porque los monstruos están en un lugar localizado: “supuestamente están en el agua, un chupacabras puede estar en cualquier parte”.

Radford es conocido por descubrir la verdad sobre el caso de el Champ, un monstruo del lago Champlain (entre Vermont y Canadá). Averiguó que lo que parecía la mejor foto jamás hecha de un monstruo acuático podía ser el movimiento natural de unos troncos en el agua, pero el misterio de Nahuelito está sin resolver.

El “Grunch”

La versión más siniestra del chupacabras se oculta en la ciudad que vio nacer al jazz. Empieza a aparecer cuando Nueva Orleans era la “Nouvelle-Orléans” y Marie Laveau empezaba a pinchar agujas en muñecas de trapo para atraer la magia negra.

Cuenta la leyenda que la sacerdotisa vuduista intentó castrar a un hijo del diablo para evitar que pudiera reproducirse y crear más maldad.

Al caer al suelo su primer testículo, se convirtió en un animal inclasificable al que bautizaron como Grunch. El segundo testículo, bañado en una sangre putrefacta y endemoniada, se convirtió en una hembra.

Las tres criaturas dieron una paliza a la reina de la magia negra, quien tras despertar de aquel mal sueño decidió volver a convertirse al catolicismo.

Benjamin Radford, que lleva 15 años investigando sobre todo al chupacabras, explica que las leyendas no siempre son ciertas: “el chupacabras tiene poco más de 15 años. El primer avistamiento del que se tiene conocimiento se produce en Puerto Rico y a partir de ahí se empezaron a ver por toda Latinoamérica y el sur de Estados Unidos”.

“Oompa Loompas”

Puede que Roal Dahl nunca conociera a los Ebu Gogos de Indonesia, pero sin duda los trabajadores más dedicados de la Fábrica de Chocolate de Willy Wonka se parecen mucho a las míticas criaturas de la remota isla de Flores.

Cavernícolas pequeños, de pelo largo y lenguaje limitado que los exploradores holandeses encontraban en la isla de Sumatra. Extrañas criaturas que han llegado a verse incluso hace tan sólo un siglo y que los investigadores que creen en su existencia lo han relacionado con un homínido prehistórico, el Homo floresiensis.

Apodados hobbits como las criaturas de Tolkien, la existencia de los Ebu Gogo ha sido un tema de debate y mientras algunos consideran que sólo es un mito más de las antiguas leyendas de Indonesia, otros creen que podrían estar relacionados con unos seres que vivieron hace 13.000 ó 17.000 años.

Sea o no cierta la existencia de estos seres, lo que sí es indiscutible es que alimentan la curiosidad incluso de los más incrédulos. “Puede que sea escéptico, pero tengo la mente abierta. Yo quiero resolver el misterio y si realmente hay un monstruo por ahí, quiero ser el primero en encontrarlo”, concluye Radford.

Así, sólo queda ajustar el sombrero y abrochar las botas de explorador para salir a los confines de la tierra en busca de las criaturas más misteriosas (EFE Reportajes).

No hay comentarios:

Publicar un comentario