Hace un mes el mundo recibió la noticia de la llegada de un gran tesoro a España. El hallazgo lo realizó la empresa estadounidense Odyssey quien dio con la fragata Nuestra Señora de las Mercedes el año 2007, la misma que fue hundida en 1804 frente a las costas de Portugal por un barco inglés.
Dentro del bote se encontraron más de 500 mil monedas de plata y de oro, con un peso de 17 toneladas, valoradas en 500 millones de dólares, las cuales tenían la efigie del Rey de España Carlos IV. Dicho hallazgo ocasionó la disputaba judicial del pecio.
Un tribunal de Florida en los Estados Unidos dictaminó que la empresa Odyssey devuelva el tesoro a España y así lo hizo, para ello se utilizaron dos aviones Hércules, que contenían todo el tesoro de la fragata.
Hecho que puso fin a un litigio de cinco años entre España y la empresa cazadora de tesoros Odyssey.
En esta ocasión, el gobierno del presidente Evo Morales Ayma también se sumó al pedido realizado por Perú y Ecuador, -por demandas similares-, y pidió la devolución de las monedas rescatadas por la empresa estadounidense que fueron acuñadas en la Casa de la Moneda de Potosí.
El 2 de marzo de este año diferentes medios de comunicación anunciaron que el ministro de Culturas, Pablo Groux, ya estaba realizando acercamientos con el Embajador de España, aunque Groux subrayó que el hallazgo de las monedas de oro, plata y cobre, avaluadas en 500 millones de dólares, se trata de un patrimonio cultural que no es monetizable.
Sin embargo, en el campo de tesoros subacuáticos existe otro pecio que no ha despertado el interés del Gobierno boliviano, con un valor que excede los 7.500 millones de dólares, aún habiendo existido algunas gestiones realizadas en el extranjero por bolivianos.
La historia de La Capitana está llena de leyendas, historias, oro y plata boliviana, que podría solicitarse.
Travesía de la capitana
Era el más grande y poderoso de su época, se le conocía como La Capitana, y transportaba a España los tesoros que los conquistadores españoles extraían de los territorios americanos para donárselos al Rey; pero el 16 de octubre de 1654, en medio de una borrasca, La Capitana zozobró después de estrellarse contra una columna de arrecifes frente a las costas ecuatorianas, en el trayecto de Lima a Panamá.
Según la leyenda, la nave iba cargada de oro. El capitán del buque, Francisco de Sosa, sobrevivió y proporcionó la posición exacta del navío. En aquella oportunidad solo pudo salvar el 10 por ciento de la carga total de la embarcación porque por aquel entonces no existían los medios adecuados para realizar el rescate y desde entonces los tesoros han permanecido en el lecho del mar alimentando mitos y aventuras durante tres siglos, hasta nuestros días.
Pero hubo buscadores de tesoros, como el noruego Morten Moe, buzo y director de la compañía "La Capitana Invest", quien se tomó en serio la recuperación del tesoro perdido; de igual manera otros, pues a principios de los noventa comenzaron a llegar a Ecuador grandes empresas extranjeras especializadas en el tema y trabajaron con la autorización del gobierno puesto que las leyes ecuatorianas concedían el permiso a las compañías para realizar la búsqueda de tesoros en su territorio y en caso de darse el hallazgo el 50 por ciento estaba destinado al Estado.
El tesoro vuelve a la tierra
Es así como buzos noruegos dejaron las gélidas costas de su país y se aventuraron en las aguas del trópico porque estaban seguros de cumplir su sueño. Es a partir de 1993 que ellos se sumergieron todos los días en el Pacífico, con un instrumental que permite encontrar objetos tridimensionales enterrados en la arena. Con este sistema, encontraron una vasija y tres balas de cañón y estos fueron los primeros hallazgos del galeón hundido.
Así el año 1997 comenzó la lucha por la adjudicación del rescate. Del 100 por ciento total del tesoro, el Estado ecuatoriano se convertía automáticamente en el propietario del 50 por ciento ; la otra mitad motivó la disputa entre la Capitana Invest, la Compañía de Indias S.A. y Sudamérica Discovery.
La Capitana Invest puso en la bolsa noruega acciones por un monto de diez millones de dólares para financiar el rescate del tesoro, entre los empresarios privados que invirtieron se encuentran: Einar C. Nagell, Esben Riddervold, Marius Skaugen, Jan Petter Sissener, Nedre Rekke, Christen Sveaas, Hans Henrik Riddervold; en cuyas manos terminó una gran parte de dicho tesoro.
Durante tres meses una cuadrilla de buzos recuperó seis mil monedas de plata, oro y otras piezas históricas. Un total de 77 bultos fueron depositados en una bodega del Banco Central de Ecuador y está confirmado que una parte de las monedas fueron acuñadas en Potosí.
Derecho sobre el tesoro
En aquel entonces el gobierno boliviano, liderado por Gonzalo Sánchez de Lozada, no canalizó ninguna acción para recuperar dicho tesoro y por ello un grupo de bolivianos radicados en Europa asumió el reto de gestionar dichos trámites.
Valentín Rocha Fuentes, -exiliado durante el gobierno de García Meza por asumir el liderazgo sindical-, estaba radicando en Suecia, él se enteró del tesoro a través de diferentes medios de comunicación y junto a sus compatriotas vieron que una parte del mismo podía ser recuperado en beneficio de su tierra natal.
Históricamente se sabe que el legendario cerro de Potosí fue explotado por más de cuatro siglos por la corona española y que sus súbditos se encargaban de transportar enormes cargamentos de dicho metal a esa nación; por eso se deduce que "La Capitana" contaba con un cargamento de monedas de oro y plata, y que incluso fueron acuñadas en la Casa de la Moneda de Potosí.
Reclamo internacional
La etapa de organización demoró cerca de un año, es así que surgió el Movimiento de Emancipación Integracionista Tawantinsuyo (MEIT), representado por Valentín Rocha, y aunque no contaban con ayuda del Estado iniciaron las tareas, respaldados por el convencimiento de tener la razón.
Otro compatriota radicado en Noruega, Ricardo Sánchez, fue el encargado de contactar a este representante con algunas organizaciones sociales y fueron ellos quienes les ayudaron a dar a conocer su petición ante las autoridades de turno del gobierno.
Luego de gestiones y campañas, el gobierno noruego estableció que ellos no tenían jurisdicción en el caso pero que sus subalternos podían enfrentarse a un proceso civil, en referencia a los empresarios noruegos que habían invertido en la recuperación del tesoro. Ante dicha situación los empresarios mandaron a su representante legal para que tome contacto con Valentín Rocha Fuentes y le solicitó llegar a un arreglo satisfactorio para ambos.
Rocha asegura que ya se había logrado un acuerdo previo, en el que los empresarios se comprometían a ayudar, “solicitamos la ejecución de proyectos sociales en el occidente del país para mejorar la calidad de vida de los habitantes” pero ni siquiera el gobierno del MAS muestra interés en el proceso.
“El tesoro está siendo disfrutado por unos y nadie es capaz de reclamar por los bolivianos”, finalizó Rocha Fuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario