viernes, 11 de mayo de 2012

El fin de la II Guerra Mundial, una primicia que costó un despido

El periodista estadounidense Ed Kennedy fue el primer corresponsal que relató al mundo la rendición alemana en la II Guerra Mundial pero su primicia no sólo no le encumbró, sino que le valió el despido.

Casi setenta años después de perder su puesto de trabajo por violar un embargo militar que pretendía mantener en secreto la noticia durante 36 horas, su empleador, la agencia estadounidense Associated Press (AP) ha pedido disculpas y su hija, Julia Kennedy, ha publicado las memorias de su padre, en las que explica aquel episodio.

Tras recorrer casi toda Europa como corresponsal para AP, Kennedy llegó a ser el máximo responsable de la compañía en Europa en plena guerra.

"El equipo de (el general Dwight D.) Eisenhower decidió que sólo 17 periodistas fuesen testigos de la rendición alemana y él fue uno de ellos, dada la importancia de su cargo", explicó hoy Julia Kennedy en una entrevista con Efe.

Su padre viajó a Reims (Francia) para asistir a la capitulación, cuya publicación tenía un embargo de 36 horas porque los aliados habían acordado, a petición de la URSS, hacer una ceremonia oficial en Berlín el 8 de mayo, "pero al llegar de vuelta a París, escuchó que los alemanes habían divulgado la noticia en una radio local".

"Todos los periodistas estaban obviamente enfadados con el embargo. Él voló de vuelta a París y unas horas después se enteró de que lo habían publicado y decidió llamar a Londres para dictar el fin de la guerra", relató Kennedy, hija única del periodista que, con los años, siguió los pasos profesionales de su padre.

Durante aquella conversación sólo pudo dictar apenas 200 palabras, pero fueron suficientes para que la noticia llegara a todo el mundo y evitara así que, durante esas horas de censura y silencio, miles de soldados se enfrentaran por una causa que ya no existía.

"Durante cinco años habéis justificado que la única razón de la censura era salvar vidas. La guerra ha terminado. Yo mismo he asistido a la rendición, ¿por qué no debe saberse?", argumentó en la Oficina de Censura, advirtiendo de que iba a hacer público el fin del enfrentamiento.

Sin embargo, aquella decisión le costó el puesto: pese a haber escrito con su puño y letra una parte de la historia, AP lo expulsó de Europa y lo despidió de la agencia, ante la acusación de las Fuerzas Armadas de EEUU de haber quebrantado un embargo militar.

"Creo que nunca los perdonó. Sí, siguió con su vida, se fue a California para dirigir un periódico y continuó allí su vida profesional. Pero estoy segura de que nunca los perdonó", insiste Julia, que ha repasado los recuerdos de su padre al editar y publicar sus apuntes como corresponsal (La Guerra de Ed Kennedy: El Día de la Victoria, la censura & Associated Press).

Con motivo de la publicación del libro, el ahora presidente de la agencia, Tom Curley, ha perdido perdón por la decisión tomada contra Kennedy y ha asegurado que no se repetiría en la actualidad porque "Ed hizo lo correcto".

Aun así, recordar la historia del corresponsal estadounidense ha abierto viejos y eternos debates sobre la responsabilidad del periodista a la hora de narrar los hechos y la censura -"a veces política y otras militar"- que, según Julia, sigue "tristemente vigente".

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