martes, 11 de septiembre de 2012

Mide 12,5 por 4,5 metros y se encontró por casualidad Hallan una cisterna al pie del Muro de los Lamentos

Una gran cisterna, capaz de contener unos 250 metros cúbicos de agua, fue descubierta durante las excavaciones en curso en Jerusalén al pie del Muro de los Lamentos (Ha Kotel), sobre el lado occidental del Monte del Templo.

Según los arqueólogos, la reserva, cuyas aguas estaban destinadas a uso público, se remonta al período del Primer Templo, unos mil años antes del presente. Es una de las más grandes de la época y un hito en la reconstrucción de la vida de la ciudad en esos años.

La gran cisterna fue presentada, junto con otros resultados de las excavaciones de este año, en la XIII conferencia “La ciudad de David. Estudios sobre la antigua Jerusalén”.

Como si fuera una película de Indiana Jones, el hallazgo tuvo su momento mágico: mientras los arqueólogos estaban trabajando sobre el fondo del pavimento de un canal de desagote, una pequeña brecha en la base -dijo Eli Shukron, director de Excavaciones de Antigüedades Israelíes- dejó entrever algo.

El primero en meter la cabeza dentro de la brecha para dar un vistazo -contó el Jerusalem Post- fue el propio Shukron. Después de él, los demás estaban tan entusiasmados por saber qué era que no esperaron siquiera la llegada de luces eléctricas de apoyo: directamente encendieron los celulares e iluminaron la cavidad.

La cisterna presenta todavía grandes restos del revoque original, sobre el cual se pueden ver las huellas de las manos que trabajaron en el lugar, y mide 12,5 por 4,5 metros.

Pero su importancia es otra: durante mucho tiempo, basándose en excavaciones precedentes, los arqueólogos creyeron que los peregrinos y residentes se veían obligados a ir hasta la fuente de Gihon (situada en el lecho de un torrente en el fondo del parque de la Ciudad de David) para aprovisionarse de agua durante las ceremonias rituales y la vida diaria.

Con el hallazgo de la cisterna, los estudiosos -agregó Shukron- “ahora tienen la oportunidad de comprender la vida cotidiana que se realizaba en torno al templo” y el hecho de que había allí cerca una reserva de agua.

La datación se basa en el revoque utilizado: es de igual tipo que otros empleados en otras cisternas de la misma época, halladas en la zona de la fuente de Gihon.

Pero los tanques privados de agua -a diferencia del que fue encontrado ahora- eran mucho más pequeños y sólo podían contener pocas docenas de metros cúbicos de líquido.

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