domingo, 9 de septiembre de 2012

Quillacollo ARQUEOLOGÍA | La primera fase del repositorio arqueológico fue entregada la anterior semana por la empresa constructora a la Alcaldía

La primera fase del Museo Arqueológico de Quillacollo fue entregada por el constructor de la obra a la Alcaldía de Quillacollo, con el temor de que si no se inician pronto las obras de la segunda fase, esta infraestructura podría terminar de ser destruida.

El Museo Municipal está compuesto por dos bloques en los que se emplazaron oficinas de administración, vivienda del portero, baño, un almacén, un depósito y un salón especial en el que se expondrán las piezas arqueológicas que se extraigan del morro de Sierra Mokho.

Según explicó el propietario de la empresa constructora que ejecutó esta fase, Tito Vargas, “hemos tardado seis meses en construir la obra gruesa del museo, que tuvo un costo aproximado de 800 mil bolivianos”. También se construyó un lugar especial para guardar bicicletas o cuadratracks para los visitantes que lleguen a este lugar.

Segunda fase

El ingeniero explicó que la segunda fase del museo consiste en terminar la obra fina del edificio, hacer las áreas verdes y enmallar o hacer algún muro perimetral de todo el terreno acorde con el diseño, para evitar que la infraestructura sufra agresiones, pues antes de que la obra fuera entregada algunos inadaptados rompieron una de las ventanas del Museo con una piedra.

Además de la pedrada, le prendieron fuego a la caseta que se encuentra en la parte superior del morro, que sirve para refugiar a las personas que se encargan de la seguridad del lugar.

“No hemos puesto todavía las luminarias porque la gente se las roba”, dijo Vargas, quien explicó que antes de que se instalaran los vidrios en el edificio, muchos polillas utilizaban estos ambientes para dormir y drogarse.

El morro de Sierra Mokho es el más grande de los 27 sitios arqueológicos de este tipo que existen entre Quillacollo y Colcapirhua y dentro de él se encuentra resguardada información de las civilizaciones que pasaron por Cochabamba, desde la etapa conocida como el formativo (1.500 al 200 antes de Cristo) pasando por las culturas locales, el Tiahuanako, los señoríos aimara y la cultura quechua.

Alerta

Hace unas semanas, el arqueólogo David Pereira, exdirector del Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón, alertó que tres sitios en el valle bajo de Cochabamba sufren una serie de agresiones provocadas por los chaqueos, la urbanización y las celebraciones ancestrales. El experto citó como lugares que están en peligro a las qollqas de Cotapachi, (Quillacollo), las qollqas de Kenamari, en Colcapirhua; y las ruinas de Incarracay en Sipe Sipe.

Según Pereira, las qollqas de Cotapachi sufrieron un incendio hace varias semanas dejando sin vegetación a toda la zona.

Las ruinas de Kenamari también corren el riesgo de ser destruidas por la acción de loteadores que intentan establecerse en el lugar.

OPINIÓN

David

Pereira Arqueólogo





Urge muro



periférico



para morros





“La idea es que cuando vengan los visitantes, en algún momento del día, puedan ver el trabajo que hagan los arqueólogos en el morro.







La gente vendrá a ver el Museo y también el morro, que tiene que tener el muro periférico y debe ser manejado como un complejo cultural, arqueológico y museográfico.

Este montículo arqueológico es uno de los más valiosos que tiene Quillacollo, es en este momento el que más información arqueológica tiene y es de una importante riqueza histórica y cultural.

Además, se espera que el museo no solamente sea arqueológico, sino más bien etnográfico, para que no sea solamente de interés para los entendidos en arqueología, sino que sea una fuente de atracción y de generación de ingresos para Quillacollo que funcione todo el año.

Las investigaciones arqueológicas empezaron el año 1985, cuando se hicieron los primeros pozos arqueológicos y se determinó todas las culturas que vivieron en este lugar y se las fechó a través del método del carbono 14.

En la parte más profunda del morro, se encuentran piezas que serían del año 1.500 antes de Cristo”.



Otros sitios

El arqueólogo David Pereira también impulsó la construcción de las ráplicas de las qollqas (silos) incaicas en la serranía del Cotapachi en el municipio de Quillacollo.

Las reproducciones de los los silos de maíz se constituyen en un atractivo turísrico de la zona y un instrumento educativo para los estudiantes de colegios de Cochabamba que acuden a visitar el lugar, situado en la parte sur del ese municipio.

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