jueves, 25 de octubre de 2012

Exhiben al hombre escondido en una obra de Picasso

Sólo tenía 20 años cuando Picasso pintó Mujer planchando. Pocos podían imaginar entonces lo que esta obra escondía: detrás de la mujer se perfila un hombre. Todo apunta a que se trata de un lienzo “reutilizado”, se lee en el diario El Mundo.

El fantasma del hombre que escondía la obra fue detectado por primera vez con una cámara infrarroja en 1989. La obra fue limpiada y restaurada recientemente por el Museo Guggenheim de Nueva York y la imagen de este personaje ahora está en exhibición en el marco de la exposición Picasso Blanco y Negro.

En aquella época, muchos artistas pintaban sobre telas antiguas y, por lo que evidencian las pruebas, Picasso no fue una excepción. Según los analistas, el pintor, en primer lugar, dio forma a un hombre con bigote. Años después, volvió la tela del revés y pintó sobre él a una mujer planchando.

“Desde el principio los expertos sostuvieron que la segunda obra (de hecho, la primera, en orden cronológico) también era de Picasso. Y, tras la ojeada híperprofunda al cuadro que han permitido las nuevas tecnologías, el museo confirma la autoría”, según cuenta el diario estadounidense New York Times.

Una vez aclarado el autor, quedaba la cuestión de quién era el hombre. En un primer momento, la competición tuvo un claro favorito: Benet Soler, un sastre amigo del maestro malagueño, al que Picasso retrató varias veces.

Sin embargo, y tras un largo y atento análisis del cuadro, la conservadora jefa y subdirectora de la fundación Solomon R. Guggenheim, Carol Stringari y uno de los más conocidos biógrafos de Picasso, John Richardson, han llegado a otra conclusión. “A fuerza de estudiar los sujetos que el pintor retrataba a principios de 1900, el prestigioso dúo ha ido excluyendo a todos los posibles ganadores, salvo uno: el escultor Mateu Fernández de Soto, amigo de Picasso y hermano de Ángel Fernández de Soto, un dandy que el maestro retrató en 1903”, describe el diario El País.

Como ha declarado Richardson a The New York Times, “el estilo de la obra y la paleta de colores sugieren que el hombre fue retratado probablemente en torno a 1901”, detalla El País.

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